Muchos
lo señalaban como el dramaturgo más popular de Cuba junto a maestros de la
talla de Brene, Carlos Felipe, Fulleda León o Eugenio Hernández; otros clasifican a Héctor Quintero como el más prodigioso cultivador de la
comedia dramática y costumbrista actual, un tanto distanciada del cliché
vernáculo del negrito, el gallego y la
mulata.
Lo
cierto es que los cambios sociales surgidos a partir del triunfo de la Revolución pedían a gritos nuevos
protagonistas y renovadas situaciones, sin renunciar a las raíces del “Alhambra”
o el “Martí”;
así la Revista Musical fue la correa transmisora de tal evolución, y Héctor
Quintero su guía y principal conductor.
Nacido
el primer día del mes de octubre de 1942, desde niño encaminó sus pasos a lo
que era y demostró ser su verdadera vocación: La actuación, pues a partir de
los diez años incursionó en la radio y la televisión.
Debuta
en el teatro adolescente aún, donde
despliega una meteórica actividad escénica con los grupos “Milanés”, “Conjunto Dramático Nacional” y “Teatro
Estudio”, pero su primer gran estreno fue sin dudas en 1964 “Contigo Pan y Cebolla”, con
el cual había obtenido el Premio Casa de Teatro un año antes.
Es
a partir de entonces que suma una cadena de éxitos sin paralelo. Títulos tales
como: “La última carta de la baraja”, “Si llueve te mojas como los demás”,
“El lugar ideal”, “Antes de mi el Sahara”, “Sábado corto”, y “Te
sigo esperando”, y otros más así lo atestiguan.
Un
solo ejemplo: El 23 de octubre de 1976 se estrenó la revista satírico-musical “Algo
muy serio” que tuvo 112 representaciones en la sala teatro Huber de
Blanck con más de 52 mil espectadores, y cuatro años más tarde en el marco del
Primer Festival de Teatro de La Habana
repite con “Esto no tiene nombre” una puesta en escena de un periódico del
mismo corte y con igual repercusión, o sea 56000 personas abonaron su entrada para verlo.
Pero
regresemos a la obra que dio título a este trabajo: “Contigo pan y cebolla”
estrenada por teatro Estudio con dirección de Sergio Corrieri y los protagónicos a cargo --entre otros-- de
Bertha Martínez, Manuel Pereiro y Silvia Planas.
La
comedia cuenta la historia de una familia pobre en los años cincuenta de
nuestro país. Sus personajes Lala, Fefa, Anselmo, Lalita y Anselmito, toman
vida alrededor de los dos protagonistas principales: la radio y el refrigerador
caseros.
El
propio Quintero diría: ”…Yo pienso que el tema argumental de
“Contigo Pan y Cebolla” ya no pertenece a Cuba, sino que se expande hacia muchos
pueblos de América Latina que tienen la misma situación que se narra…”
Tal
vez de ahí surgiera la repercusión internacional que tuvo la obra.
A
partir de 1968 abandona la actuación
para dedicarse solamente a las labores de autor, director, compositor musical,
narrador y promotor cultural. Y ese
mismo año su obra “El premio flaco” gana el primer premio del instituto
Internacional de Teatro.
Pero
Héctor Quintero fue mucho más que eso. A su talento y dedicación habría que
sumarle la modestia y la solidaridad; lo cual puedo atestiguar con un buen
ejemplo del que fui testigo.
Corría
el año 1981, y nos aprestábamos a celebrar el 20º Aniversario del Semanario
PALANTE, con un proyecto hasta ese momento impensable: “La semana de la risa”
con un Festival del Humor en Varadero que contaba con los mejores comediantes del
humorismo radial y televisivo de nuestro país y todos
los caricaturistas cubanos que quisieran
sumarse al “meneo”.
Mientras,
la televisión se incorporaría al homenaje con varios espacios como “Cocina
al Minuto” de Nitza Villapol, “Detrás de la fachada”, “Buenas
tardes”, “Conversando” y “Palante en Televisión” .
El
Cine de Ensayo “La Rampa” programó de viernes a viernes una selección de 21
películas con el mejor repertorio de comedias cinematográficas tanto silentes
como sonoras y nacionales como extranjeras.
La
radio nos regaló unas “Alegrías de sobremesa” como para
chuparse los dedos y “Los juglares” de Teresita y Garzón en el Parque Lenin
también se sumaron al fetecún.
Pero
Héctor Quintero fue más allá. El Musical estrenó especialmente para nuestra fecha onomástica la obra “De
esto
y de algo”. Una selección de los mejores cuadros y números musicales de
las puestas en escena “Algo
muy serio” y “Esto no tiene nombre”,
a petición del público, habida cuenta del éxito obtenido por ambas con
anterioridad.
Con
letra y música de Quintero, y coreografía de Roberto Morales, la obra presentaba
un mosaico de actualidad, en la línea satírica de nuestro
semanario con los llamados “momentos”
que entre otros pudiéramos recordar: El momento deportivo, el momento del
transporte, el momento internacional, el
momento cultural y el momento de la educación formal entre otros tantos momentos
de actualidad.
Del
inolvidable Héctor Quintero habría mucho más que recordar, pero dejemos para
ello que hablen los investigadores y especialistas del género; su lamentable
fallecimiento en plenitud de facultades el 6 de abril de 2011, así lo demanda.
Con
estas semblanzas, al arribar a su 70º. Aniversario, solo hemos
querido compartir lo que él mismo nos
ofreció a todos, aquel delicioso CONTIGO PAN Y CEBOLLA.
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