En una reciente mudada,
aparecieron como por encanto en el baúl de los recuerdos, viejas revistas
ilustradas como LIFE, EL CORREO DE LA UNESCO, y PARÍS-MATCH, que por una razón
u otra habíamos guardado tan celosamente--para algunos malpensados--BOHEMIA
también.
Me sorprendieron de inmediato
algunas imágenes en colores de la publicación francesa, donde se reflejaban los
sucesos protagonizados por jóvenes estudiantes que habían arrastrado a la clase
obrera para manifestarse y protestar contra los desmanes de la administración
gala en contra de los movimientos sociales. Rebeldía que conmocionó al mundo en la primavera de 1968
bajo el titulo del Mayo Francés.
En estos días de movimientos
estudiantiles por una educación gratuita y de calidad contra la privatización
de la enseñanza en todo el mundo y en la culta Europa en particular, así como
la situación del proletariado con los recortes salariales, las hipotecas, las
privatizaciones y los despidos en masa, me pareció oportuno ofrecer a mis
amables vecinos--sobre todo a los más jóvenes--algunas de aquellas imágenes de la
Ciudad Luz, con el propósito de alumbrarles el camino en la actualidad. Disfrútenlas,
mientras continuamos con nuestra historia:
Me vino entonces a la mente
otro acontecimiento en el que sí fuimos testigos de excepción.
Tras el triunfo revolucionario
de 1959, se desató en el mundo un movimiento espontaneo de solidaridad con
nuestro país.
No fue casual, pero sí
coincidente, que en el verano de 1967 celebráramos en Cuba por todo lo alto el
llamado Salón de Mayo, donde descollara la figura inmensa de nuestro Wifredo
Lam al frente de lo mejor de las artes plásticas en el mundo, y particularmente
de Francia, quienes pudieron comprobar en el Pabellón Cuba, toda la fuerza de
nuestra rebeldía con “La llave del golfo”, como
calificaría su obra el inolvidable Chago, pero también de nuestra contagiosa
alegría al participar en el apoteósico carnaval santiaguero ese 26 de julio.
El destino nos unió de nuevo
a uno de aquellos distinguidos artistas visitantes nativo de Canadá, al ser
invitado un grupo de nosotros a la Expo de Montreal dos meses después y
reencontrarnos con el pintor Rancillac en dicha ciudad francófona canadiense,
lo que comentamos en el trabajo titulado “Premio polémico y sorpresivo”
Allí notamos enseguida el
ambiente de rechazo a cierta hegemonía idiomática y cultural inglesa, pero más
aún el fuerte movimiento contestatario de los jóvenes “hippies” contra la
sociedad excluyente de los países norteamericanos, lo cual pudimos comprobar
dos años más tarde con las revueltas ocurridas en París contra el gobierno del
General De Gaulle.
Incomprensiones y desacuerdos
aparte, el actual mundo unipolar y globalizado nos recuerda que aquellos polvos
trajeron estos lodos, a pesar de la mentada Unidad Europea y algunos beneficios
que se esfumaron como por arte de magia. De nuevo estudiantes y obreros
desfilan, protestan, van al paro y se lanzan a las calles por sus conquistas.
Es que, cuando el cinto aprieta, no valen paños tibios, es entonces que el 99%
de indignados se rebela y pasa lo que pasó hace 45 años bajo la sombra de la
Torre Eiffel.
Todo comenzó en Nanterre, una
de las universidades más prestigiosas de Europa, En apenas un par de meses se
rememoraron las tres jornadas gloriosas de la Comuna de París en 1848, con el
gran desfile del 13 de mayo por las principales avenidas de la capital francesa.
Un estudiante de sociología
de 23 años, conocido como (Dany el Rojo) aparecía liderando a los “revoltosos”.
Los obreros parisinos pronto se solidarizaron con la juventud y de hecho comenzaran
las demandas proletarias.
Un segundo episodio surge al
extenderse el movimiento a la Universidad de la Sorbona que se convierte en el centro
de las protestas, mientras la huelga se multiplica en las principales fábricas.
Como respuesta el gobierno aplica
la censura de prensa, los estudiantes toman las calles y una marea tricolor se
une a la Cruz de Lorena y las banderas rojas del socialismo en un desfile
interminable. Pronto se multiplican las barricadas y los enfrentamientos. La
administración de De Gaulle se tambalea tras un mar de desaciertos y la figura
de George Pompiduo, un profesor de letras, adquiere protagonismo en las
negociaciones.
Los patronos se ven obligados a pactar con la
CGT y el gobierno anuncia el referéndum para unas elecciones anticipadas: De
Gaulle impotente, se manifiesta más o menos en estos términos.: “La
semana próxima yo renuncio. El país decidirá”
Han pasado 45 años de
aquellos acontecimientos. El mundo ha cambiado, pero la explotación y la
marginación no, por consiguiente: ¡LA LUCHA CONTINUA! ¡HASTA A VICTORIA,
SIEMPRE!
No hay comentarios:
Publicar un comentario