¿Quién no ha sentido alguna
vez en la vida la satisfacción de regalarle un presente, una flor, una postal o
simplemente un beso a su ser más querido: la madre?
Eso debería ocurrir cada día
del año, sin embargo la costumbre y la tradición nos impulsan a celebrarlo el
segundo domingo de mayo, con beneplácito del comercio en la sociedad de consumo
que nos ha tocado vivir… Pero nadie mejor que ella se lo merece.
Pues bien, reconozco que
hasta hace poco desconocía la verdadera historia de esta feliz idea. Hay que
agradecérselo al colega estadounidense David Brooks, quien por esta fecha, el
año pasado nos contó en GRANMA su origen, con el trabajo titulado “Hasta la madre”.
Según él, fue Julia Ward
Howe, en 1870, con motivo de la Guerra Civil en los Estados Unidos, quien
escribió una especie de Proclama del Día de las Madres, convocándolas a unirse
en la demande de poner fin a todas las guerras.
En aras de la brevedad
entresacamos algunos de sus postulados. A saber:
“…Levántense todas las mujeres con corazón, digan
firmemente: No aceptamos que las grandes cuestiones sean decididas por agencias
irrelevantes. Nuestros maridos no llegarán a nosotras apestando a carnicería,
buscando caricias y aplausos. Nuestros hijos no nos serán arrebatados para
desaprenderlos de todo lo que hemos logrado enseñarles sobre la caridad, la
merced y la paciencia. Nosotras las mujeres de un país seremos demasiado
tiernas con las de otro país como para permitir que nuestros hijos sean
entrenados para herir a los de ellos…”
Esto es solo un párrafo de la
proclama por la paz escrita en 1870, pero lo publicado en GRANMA (18-5-2012) continúa
aclarando que el Día de las Madres se
hizo más popular cuando años después, la activista Anna Reeves Jarvis, lo
utilizó para lograr la reunificación familiar al finalizar dicha guerra civil.
La campaña la continuó su hija al fallecimiento de Anna; sin embargo, ese
empeño tuvo que esperar hasta que el presidente Woodrow Wilson lo promulgara
oficialmente en 1914, tal vez previendo lo que se avecinaba durante la Primera
Guerra Mundial.
Como dato de interés, esa
misma hija de Reeves se opuso a la comercialización despiadada del Día de las
Madres y fue arrestada por protestar
contra la venta de flores y otros artículos.
Mucha agua ha corrido desde
entonces bajo el puente y mucha más sangre en los campos de batalla, sin contar
las actuales amenazas nucleares.
Incluso en el propio país,
por cada soldado muerto el pasado año en Irak y Afganistán, 25 veteranos de
guerra se suicidaron a razón de un soldado en campaña cada día y medio;
mientras el promedio de suicidios entre los licenciados era de 80 minutos.
Este contrasentido se aplica
allí mismo, incluso sin declaración de guerra alguna, entre sus propios
ciudadanos, y con el aval de la Asociación Nacional de Rifle, en las repetidas
masacres en escuelas, universidades y establecimientos públicos.
Parece que el culto a la paz
que dio origen al agraciado Día de las Madres el segundo domingo de mayo, se
incumple en su país de origen durante los restantes 364 del año.
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