Muy próximo al arribo de las 80 primaveras, y con el mismo entusiasmo de los quince años, quisiera darles mi modesto aporte, --tanto como decir mi experiencia--, a los jóvenes cubanos que combativamente celebran su 9º. Congreso, en este mes.
Recuerdo que en el año 1971 al frente del entonces semanario PALANTE, asistimos al Congreso de Educación, que en su desarrollo se amplió a Educación y Cultura, dadas las diversas opiniones que allí se manifestaron. Éstas no llegaron a ser antagónicas, pero marcaron a nuestra generación.
Como consecuencia de sus conclusiones, concentramos nuestros esfuerzos en la captación de talentos en la especialidad de humorismo gráfico, que por entonces no egresaban del Sistema Nacional de la Enseñanza Artística. Es decir, aplicamos la línea de masas, lo que vino a coincidir con un proyecto mucho más amplio a nivel nacional: El Movimiento de Artistas Aficionados. Aunque en nuestras páginas jamás establecimos diferencia alguna entre las obras de novatos y de veteranos.
Fue entonces que con el apoyo de la organización juvenil y en saludo a su 2º. Congreso dela UJC, organizamos el Primer Concurso “Chispa Joven”, cuyos premios recayeron en los siguientes caricaturistas: Recuerdo que en el año 1971 al frente del entonces semanario PALANTE, asistimos al Congreso de Educación, que en su desarrollo se amplió a Educación y Cultura, dadas las diversas opiniones que allí se manifestaron. Éstas no llegaron a ser antagónicas, pero marcaron a nuestra generación.
Como consecuencia de sus conclusiones, concentramos nuestros esfuerzos en la captación de talentos en la especialidad de humorismo gráfico, que por entonces no egresaban del Sistema Nacional de la Enseñanza Artística. Es decir, aplicamos la línea de masas, lo que vino a coincidir con un proyecto mucho más amplio a nivel nacional: El Movimiento de Artistas Aficionados. Aunque en nuestras páginas jamás establecimos diferencia alguna entre las obras de novatos y de veteranos.
A partir de entonces cada año nuevos autores bisoños participaron en la competencia convirtiéndose en colaboradores habituales de la publicación. Entre ellos recordamos a: Arístides Hernández Guerrero (Ares), Miguel Betanzos, Eduardo Torres, Román E. Pérez López (Chicho), Rafael L. González (Rafle), y nuestro querido Gerardo Hérnández Nordelo (H. Nordelo). Todos ellos triunfadores en el concurso y que se convirtieron en “palanteros” y posteriormente en verdaderos profesionales del género.
Hasta aquí la prehistoria.
En la actualidad quisiéramos hacer constar que ni ahora, ni nunca, compartimos aquellos criterios trogloditas de que “La juventud está perdida”, y mucho menos que, “Cualquier tiempo pasado fue mejor”. Juicios estos condenados a descansar eternamente en el basurero de la historia. En tal caso debían ser reciclados, como cualquier desecho sólido urbano.
Si algo pudiera aconsejarles este abuelito chapisteado, es que no pierdan el tiempo. A vuestra edad no se tiene plena conciencia de ello. Se los digo yo por experiencia propia. La vida, la aventura, la perspectiva, está en vuestras manos. No las desdeñen.
Otra insinuación añeja recomendaba: Salud, dinero y amor.
Falso: Los tres, son recuperables. El paciente no debe perder la paciencia, pues un diagnóstico a tiempo puede salvarlo. Si te despiden de tu trabajo, tal vez te ofrezcan otro mejor. Y si tu novia te deja, otra te acogerá en sus brazos.
Sin embargo, si te duermes en el salón de espera del aeropuerto a la hora en que salga el vuelo, tendrás que coger el próximo avión: El tiempo te lo voló.
Por lo tanto los convido a reflexionar sobre algunas de nuestras más divulgadas consignas.: “Ahorre agua”, “Ahorre electricidad”, “Ahorre dinero”, etc. etc. Claro, todas ellas son importantes, pero insisto, lo único imprescindible, lo irrecuperable, es el tiempo: ¡Ahórralo! ¡No lo pierdas!
Si nos indignamos por el derroche de las sociedades de consumo, del capitalismo suntuario y salvaje, de la ostentación desmedida, y otras consecuencias del lujo y la avaricia. También debíamos vernos por dentro y no derrochar lo único que es patrimonio personal. Por tanto tampoco debieras despilfarrar tu tiempo.
A veces, caminando por las aceras de mi barrio, veo día y noche, grupos de jóvenes inactivos, viviendo del cuento y del alarde, en un eterno limbo existencial, incluso con sueños de riqueza que ya quisiera el nieto de Rico Mac Pato con toda su inmensa fortuna. Por el contrario, perdiendo miserablemente la brújula del porvenir.
Sin embargo, no soy capaz de generalizar esta situación: Por cada uno de ellos, miles luchan, estudian, se superan, cumplen misiones internacionalistas, o triunfan en el campo del arte, las ciencias, el deporte, y el verde también. En fin, hacen suyo el lema “Estudio, trabajo, fusil” de este Noveno Congreso y todos los demás. La sola estampa de su logotipo realizada por ese eterno mozalbete que fue Virgilio Martínez reúne en un solo haz a tres eternos jóvenes de la Patria.
Si mis imberbes interlocutores toman conciencia de ello, bien. Si lo aplican en la cotidianidad, mejor… Si con menos arrestos, y mucho más arrugas soy capaz de preocuparme y hasta ocuparme en la medida de mis fuerzas; ellos no debieran quedar indiferentes ante situaciones como las siguientes:
Cuando alguien nos batea como una pelota de ping pong, de un lugar a otro, ante cualquier gestión personal. O en el caso de ese dependiente/a incapaz de suspender su charla particular, mientras nos crece la barba tras el mostrador en espera de su atención. Paradójicamente tras ella o el, cuelga ese cartel promocional que reza: “MI trabajo es usted”… Tal parece que para sus adentros el empleado/a se dice: --¡Qué trabajo me da usted!
Esa inconsciencia se ha generalizado tanto que se nos introdujo hasta en el televisor.
Me explico: Por mi edad apenas voy ya al estadio; sin embargo, gracias a la pequeña pantalla puedo disfrutar de la Serie Nacional, el Play Off, o los topes internacionales del equipo Cuba; al igual que mi esposa lo hace con la/las telenovela/s. Pero --aquí entra el atravesado PERO de siempre--. Hay momentos en que quisiera apagar el aparato, bostezar e irme a dormir pues, algunos lanzadores—todos jóvenes---alargan innecesariamente el desafío: O se rascan impúdicamente sus entrepiernas, o se secan una y otra vez el sudor, o se viran para primera aunque no haya corredor embasado.
El bateador, --también mozuelo— para no quedarse atrás, toma venganza y sale constantemente del home plate para dar un paseíto, escupirse las manos, o utilizar el bate para limpiarse de fango los spikes, aunque en un mes no hubiese llovido en toda la provincia.
Su objetivo es sacar de paso al pitcher. En ambos casos el propósito es el mismo: alargaaaaaaaaaaar lo mááaaaaaaaas posible el jueeeeeeeeeeeeego y lo peor es que el umpire se lo permite. En fin, el desafío programado para el martes, casi siempre termina en la madrugada del miércoles, si no se suspende, obligándonos a un nuevo martirio en el futuro si queremos saber quien se lleva el pato al agua.
Podríamos seguir ofreciendo ejemplos hasta el próximo congreso de la UJC, pero por respeto a ustedes, y a mi mismo, como diría Lindoro frente al espejo, --otra buena pieza de nuestra farándula--; prefiero no seguir haciéndoles perder su valioso tiempo.
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