Definición bastante genérica para mi inquietud que fui a satisfacer en la Geografía BALCANES: “Península del sureste europeo. Toma su nombre de la cordillera que la atraviesa. La bañan las aguas del Mar Negro y el Mediterráneo, y es paso obligado entre dos continentes: Asia y Europa”.
¡Vaya, estamos mejorando me dije! Pero aun seguía insatisfecho, si desde la Primera Guerra Mundial resultaba tan estratégico el lugar, debía saber quiénes compartían los Balcanes. Y cito: “Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Serbia, Montenegro, Albania, Grecia, Rumanía, Bulgaria y Turquía Europea". Como se ve, Kosovo no aparece en ese mapa.
Con tantas nacionalidades en una región tan apetecible, su estabilidad debía resultar endeble, y así sucedió desde entonces.
Tras la derrota del nazi fascismo, la personalidad del mariscal Josip Broz Tito, Héroe de la Segunda Guerra Mundial se impuso, y logró unificar todos los pueblos en la República Federativa de Yugoslavia, pero no de la forma habitual, bajo la dirección de un partido único, sino con la Liga de los Comunistas, teniendo en cuenta la diversidad étnica de la región. Eso lo sabían las dos potencias enfrentadas en la Guerra Fría, de ahí que Yugoslavia fuera uno de los fundadores del Movimiento de los No Alineados.
Por esta época, el semanario “Palante” mantenía magníficas relaciones de intercambio con publicaciones afines, y entre ellas se hallaba la revista satírica “Osten” de Skopje, capital de Macedonia en Yugoslavia, personalmente participé en el concurso internacional con el tema de “La Risa”, convocado por la misma.
Tuve la suerte de obtener el segundo premio y sin embargo no pude recibir su contrapartida en metálico (varios miles de florines), porque había que ir a cobrarlos allá. La tira cómica en cuestión fue publicada en la edición de “Palante” del 20 de mayo de 1975, y aquí les muestro una copia de la misma.
Pero volvamos al pollo del arroz con pollo. Es decir, la balcanización:
Todo empezó con el “desmerengamiento” de la URSS, la caída del Muro de Berlín, y la desaparición del llamado campo socialista, que marcaban la hora cero para destruir el bloque monolítico formado por Tito, y su fallecimiento fue el detonante de una campaña divisionista alimentada por las potencias occidentales.
La fecha exacta no la recuerdo, pero sí sé que, entre marzo y junio de 1999, “Granma Internacional” reprodujo un trabajo de “Le Monde Diplomatic” con la firma de Ignacio Ramonet bajo el título de “Social-Conformismo”.
El artículo se refería a la primera guerra declarada por la OTAN desde su fundación en 1949 a un país soberano, la República Federal de Yugoslavia.
No abordaremos el tema por conocido: Sencillamente se trataba de poner en práctica una salida militar a la crisis de los Balcanes, propuesta por el gobierno de los Estados Unidos a través de su Secretaria de Estado Madeleine Albright.
Me correspondió ilustrar el tema con este crudo dibujo, cuyo titulo lo explica, pues se trataba de un baño de sangre santificado por los mismos intereses y las guerras preventivas que actualmente cubren de luto otros países.
Pero hay algo más:
En otro trabajo de la misma página, Ljubodrac Popcic, residente a 200 kilómetros de Belgrado, al referirse a la Secretaria de Estado, Mrs. Albright, refugiada años atrás en su patria durante el nazi facismo, se pregunta:
¿Qué le pasa ahora a esta mujer?
Y es que su familia serbia había acogido a la pequeña Lijana cuando en compañía de sus padres huyó de Checoslovaquia en 1939.
Por algo esta contienda bélica de los Balcanes en 1999 es conocida como “la Guerra de Albright” cuyo cinismo quedó demostrado al dirigirse al pueblo en serbio-croata para justificar la agresión y terminó con un hipocondriaco “Amo al pueblo serbio”.
¡HAY AMORES QUE MATAN!
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