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28 may 2010

MI MEJOR AMIGO.

Alguien dijo, y yo lo repetí en mi “Pequeño Mataburros Humorístico Ilustrado” que la palabra aplatanarse se aplicaba al “gallego que echaba tocino y chorizo al ajiaco criollo de la mulata, para cogerle el gusto”. Tan cierto como difícil de entender es nuestra mestiza composición cultural que va más allá de los genes étnicos. Si no, ¿cómo explicar que el mítico asturiano “Bigote de Gato” hubiese ganado premios como bailador de rumba en los bailes de “La Tropical”? O que los progenitores (padre y madre) de Antonio Mariño Souto fueran gallegos de pura cepa, y sin embargo, trajeron al mundo a este criollísimo cubano más conocido por Ñico.
Al visitar su coquetona casa de Miramar, pensamos que nos recibirían en la puerta sus hijos putativos, el viejo y el perrito de “El Mejor Amigo”, protagonistas de su popular tira cómica. ¡Pues no señor! Allí nos esperaba Daisy, su compañera, representante, consultora y cicerone, para mostrarnos con orgullo la clase de pintorazo que se gastaba de marido, con testimonio plástico en todas las paredes de su hogar. A ella debemos gran parte del material que ahora ponemos a disposición de ustedes, mis gentiles vecinos.
Pues bien, cuando yo hacía mis pininos como aprendiz de dibujante hace más de medio siglo, ya Ñico, --cinco años más joven que yo--, hacía caricaturas en “Zig-Zag”, cantaba en una orquesta y hasta era representante de una firma disquera. Más tarde se convirtió en diseñador gráfico de “Palante” y “Bohemia”, llegando a estar al frente de ambos departamentos.
Queremos dejar constancia de una de las mejores portadas publicadas por dicho semanario humorístico el 18 de julio de 1965. Su autor: El propio Ñico.

Aquí se las presentamos sin comentario alguno. Sean ustedes mismos quienes interpreten su intencionalidad: Hoy, más presente que nunca..
Corrían los fantásticos sesenta del siglo pasado cuando Ñico se presenta un día en “Palante” junto a Franco Laganá, quien llegó a Cuba formando parte de la orquesta italiana de Renato Carosone, famosa por su comicidad instrumental. Pero él llegó para quedarse y formó aquí un combo donde Ñico tocaba la guitarra eléctrica formando parte del dúo vocalista con Maria Elena Pena.
La idea de Franco, --el italiano loco, y Ñico, el cubano más chalado que él--, era formar un grupo de caricaturistas-excéntricos musicales, que pudieran llevar a cabo el descabellado proyecto de montar un espectáculo teatral en el cual, mientras el grupo tocaba en escena, sus integrantes se turnaran en los instrumentos para pintar un mural humorístico en el telón de fondo.
El entusiasmo juvenil se lanzó de barriga a la tarea: Algunos de nosotros con capacidad para ello como el propio Ñico en las cuerdas, Navarro y Betán en los metales, Arístides con Alexis en la percusión, y el resto haciendo ruido acompañante.
Pensábamos que el rigor de los ensayos nos librara de la rechifla del respetable, pero tras las primeras notas discordantes, nos dimos por vencidos.
Como si todo eso no hubiera sido suficiente para este multifacético personaje, Ñico ha realizado miles de caricaturas personales, políticas, costumbristas, y de humor blanco, obteniendo numerosos lauros en cada una de estas especialidades.
Formar una familia ejemplar en la vida real resulta igualmente una tarea prodigiosa y Ñico lo logró, pero ha ido mucho más allá al crear otra de papel -"Moralejo"- que hizo, hace, y hará las delicias de chicos y grandes
Para que no queden dudas, recordemos a la ya nombrada pareja de “El mejor amigo” que debutó en el semanario “Palante” el 13 de junio de 1968 para quedarse.


Ésta tira cómica, tuvo los mismos problemas que mi “¡Ay, vecino!” un año antes, pues fueron concebidas sin palabras, como el cine silente, pero con el transcurso del tiempo aprendieron a hablar.
Quedan aún muchas aventuras que contar, de este mejor amigo mío, como las peripecias de nuestra breve incursión por la Expo del 67 en Montreal
http://ay-vecino.blogspot.com/2009/08/premio-polemico-y-sorpresivo.html. Remitimos al reciente homenaje que se nos brindó http://ay-vecino.blogspot.com/2010/04/vitrinas-inolvidables.html . Ya que este año él cumple 75 años, yo le prometo quedarme en los 80 y esperar a que me alcance para estrecharnos de nuevo en un abrazo como éste con el que nos despedimos.

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