Éste al que me refiero, es dos años mayor que yo pues nació un 3 de noviembre de 1928, mientras a mi me cortaron el cordón umbilical el 28 del mismo mes pero de 1930. Lo que marca la diferencia entre ambos no es el tiempo, sino la distancia. A mi me tocó dar mi primer do de pecho en Luyanó, en La Habana, y a él en Gres, Pontevedra, Galicia. Nada menos que en una vivienda señorial conocida como la Casa Romana, pues a principios del Siglo XX, allí vivía cierto italiano que la donó para fundar una biblioteca.
En ese mismo lugar,--que tuve el privilegio de visitar en el 2008, con mis dos hijas putativas Fina y Charo, hoy se levanta en un entorno maravilloso, la Fundación que lleva el nombre de mi hermano gallego --Xosé Neira Vilas--, en cuyo centro cultural también se contempla otra biblioteca como la originaria, pero no sólo especializada en las letras romanas o gallegas, sino con abundante literatura cubana y latinoamericana.
Pero regresemos al pasado: Xosé era un rapaz, hijo de labriegos humildes que estudió a duras penas comercio por correspondencia, pero se inclinó por las letras, escalando como autodidacta las más altas cumbres del parnaso gallego y mundial.
A los 19 años emigra a América –léase Buenos Aires--; casi un mes de viaje en barco, lo extasía; es la primera vez que ve el mar. En la capital argentina el chavalillo tropieza con la cruda realidad de la emigración. La cual definiría más tarde en “Remuiño de sombras” (1973), como ”…producto del mestizaje donde están presentes el campo y la ciudad, Galicia y América, el labriego y el asalariado, la vaca y el automóvil…”
Duras jornadas de 15 horas por 40 pesos mensuales desempeñó, en varios trabajos; de una tienda de tejidos; como vendedor a comisión; oficinista en una maderera o dependiente de una dulcería y panadería. Pero también sin tener descanso nocturno como alumno en la Escuela de Comercio; de música en el Conservatorio; o de periodismo y grafotécnica en la Universidad, todos ellos en Buenos Aires. De ello diría: “…Nunca terminé mis estudios de comercio ni de música. No tengo diplomas académicos; sólo me interesa escribir, por lo que me considero un autodidacta”.
De su etapa bonaerense podemos agregar que con solo 24 años desarrolló allí una fecunda labor entre la diáspora gallega; fundando revistas entre las que destaca “Adiante” en 1945, ---una nueva versión de la “Galeuzca” de 1933, inspirada por Castelao--; organiza congresos de emigrantes, difunde la cultura para exiliados gallegos, y de otras autonomías, participa en el proyecto ”Mocedades Gallegas” donde conoce a Anisia Miranda, una cubanita de Ciego de Ávila, hija de emigrantes ourenses, auto-exiliada en Argentina, quien aporta al grupo la impronta latinoamericana con obras de Martí y Ruben Darío entre otros muchos.
A partir de este encuentro surge entre ambos una íntima relación de amor y afinidades político culturales. Se casan en 1957 y fundan “Follas Novas”, en su propio hogar, entidad promotora de la literatura gallega en América, que incluía la Peña Artística Rosalía de Castro en la capital argentina. Un año más tarde el proyecto se convierte en editora, donde ambos publican sus primeros trabajos, entre ellos esa joya de la emigración titulada "Memorias de un Niño Campesino” libro de cuentos de Xosé Neira Vilas en 1961.
Ella, --ya casada-- regresa con él a Cuba ese mismo año, e inmediatamente desarrolla una febril actividad en su especialidad de literatura infantil formando parte del equipo fundador de la Revista PIONERO. Su esposo Xosé por su parte se incorpora al Ministerio de Industrias bajo la dirección del Che, como especialista en organismos internacionales y otras dependencias hasta su jubilación en 1983. Pasa entonces a redactor jefe de la publicación ZUNZUN, pues nunca había abandonado su afición por las letras. y sobre todo por el humorismo literario. De aquella etapa tengo recuerdos imborrables de reportajes que realizamos juntos para el semanario “Palante y Palante”.
Esta caricatura que le hice, coincide con una brevísima semblanza que le dedicada otro valioso gallego, periodista y escritor, Francisco Mota quien lo sitúa en momentos en que se estrena la película filmada por Alec Guinees en Cuba: “…Xosé Neira Vilas es “Nuestro hombre en La Habana”… Escribe casi un libro por año, unos en verso y otros en prosa, pero ambos sin prisa… Neira Vilas en gallego fabrica idioma, en castellano lo galleguiza, y en ambos casos suaviza la parla……Puede ser un cubano que nació en Galicia, o un gallego que se aplatanó en Cuba…”
A partir de 1974 en que él da a conocer su obra "Lar”, Xosé y Anisia viajan con frecuencia al terruño y publica otras obras suyas como “Gallegos en el Golfo de México” (1981), ambas premiadas por la crítica. O “Tiempos Nuevos” donde refleja la vida de los gallegos en Cuba a partir de 1959, con sus experiencias de emigrantes pobres, sus vivencias y actitudes, mayoritariamente favorables al proceso revolucionario.
De su extensa bibliografía cuento también con obras suyas queridas y autografiadas, pero indescifrables para mi como “A prensa galega en Cuba” y “Galegos que loitaron pola independencia de Cuba”, ambos de la serie (Documentos) de Ediciós do Castro, así como “Contos de Tres Mundos” de (Ediciós Xerais de Galicia).
Como me complazco en informar, el libro de cuentos sobre el personaje --Benito, un neno labriego-- de Xosé Neira Vilas vió la luz en Buenos Aires con cubierta del artista Luis Seoane. La edición cubana “Memorias de un Niño Campesino”, (Contemporáneos), Editorial Arte y Literatura en 1977 fue ilustrada por José Luis Posada; ejemplar que guardo celosamente dedicado de su puño y letra. La última versión en proceso, posiblemente lleve ilustración mía, pues recibí una invitación el pasado año del autor desde Galicia para que imaginara al niño-protagonista en una nueva edición gallega. Hasta el presente desconozco si el libro se ha publicado o no; lo cierto es que mi primera interpretación no le gustó porque el Benito concebido por mi, no respondía a la edad del que Xosé Neira Vilas quería representar y tuve que envejecerlo. Aquí van las dos versiones de “mi Benito”
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