Esta historia que ahora les cuento, la tuve encasquillada
en mi cerebro desde hace algún tiempo. Ahora desenfundo mi arma más
preciada--la memoria--para dispararles a boca de jarro algunos hechos que no se
olvidan pues hicieron impacto en mi conciencia.
Corrían los prodigiosos años sesenta del pasado siglo,
cuando las convulsiones sociales estremecían el mundo en diversas latitudes: La
lucha del pueblo vietnamita en el sudeste asiático, la liberación de varias
naciones africanas del colonialismo y hasta el propio Mayo Francés en la culta
Europa.
Los Estados Unidos no podían quedar al margen de estas
batallas emancipadoras, que se convirtieron en fuente de inspiración para
muchos artistas y en mi caso particular, tuve el privilegio de ver mi
caricatura titulada “Metamorfosis”, premiada en metálico por el prestigioso
Concurso Internacional del Humor Montreal, Canadá 1967, que aquí reproduzco una
vez más.
A simple vista, la secuencia satírica puede interpretarse
como una rebelión de los pueblos africanos frente a la opresión del
colonialismo europeo, pero también un atisbo del llamado Poder Negro en los
Estados Unidos, más conocido como el movimiento de las Panteras Negras, el cual
tiene su antecedente en la ejecutoria de varios líderes indiscutibles en la
lucha por los derechos civiles de los afro-norteamericanos, entre ellos: Martin
Luther King y Malcolm X.
Como dato adicional también ofrecemos prueba fotográfica
de la entrega, con la presencia de la Dra. Melba Hernández, de dicho premio a la Embajada de Vietnam en
Cuba, como un aporte más a su defensa.
El Dr. Martin Luther King, recibió en 1964--hace
exactamente seis décadas--el Premio Nobel de la Paz. Ese merecido
reconocimiento mundial respaldaba su prédica contra la intolerancia y la
segregación racial, que contó con agrupaciones de diversa índole, algunas más radicales;
otras de carácter ascético. Lo cierto es que todas fueron combatidas a sangre y
fuego.
Un año más tarde (21-2-1965) durante un discurso que
pronunciaba el líder fundamentalista Malcolm X en el Teatro Audubon Hall de New
York, es interrumpido por varios hombres armados que lo acribillan a balazos. --eran
negros allí infiltrados con armas de fuego--. Horas más tarde, el orador fallece
en el Presbyterian Center de New York.
Tres años después (4-4-1968) el propio Martin Luther King,
aunque abogaba por métodos diferentes, recibía el mismo tratamiento mortal,
como víctima inocente del odio racial en su propia tierra.
Estos hechos no resultan fortuitos: La Ley del Revólver fue impuesta
en los Estados Unidos desde su propio parto; que lo digan sus comadronas pieles
rojas, quienes compartían aquellas Trece Colonias con los caras pálidas.
Resulta incomprensible tal contradicción en una nación
multiétnica y multicultural, que se maquilla hacia el exterior como el Sueño
Americano.
Tal vez debamos consultar de nuevo a científicos tan
distinguidos como Kats y Brady, que desde 1932 habían descubierto muchos de los
clisés mentales en la
Universidad de Princeton y años más tarde esto fuera
ratificado por el canadiense Otto Klineberg, especialista en psicología étnica,
durante una encuesta popular donde se señalaban las características más comunes
en el ciudadano norteamericano. He aquí cómo el yanqui (racista) veía a las diversas
comunidades en los Estados Unidos:
El alemán tiene
por lo general una mente científica, son trabajadores y pesados. Los italianos, artistas, impulsivos y apasionados.
Los judíos, interesados, astutos y
laboriosos. Los chinos,
supersticiosos, conservadores y taimados. Los japoneses, inteligentes, laboriosos, y progresistas. Los turcos, religiosos, pérfidos y crueles.
Los negros, supersticiosos,
indolentes, perezosos e ignorantes.
Por suerte este censo de adjetivación prejuiciada ocurrió
antes de 1959, pues con el triunfo de la Revolución, la campaña anticubana, la diáspora
impuesta por el bloqueo y la Ley
de Ajuste Cubano, entre otras “lindezas”, no quieran ustedes saber en que nivel
estuviéramos insertados nosotros los cubanos.
Curiosamente, en dicha selección se notaba también una desmesurada
sobrevaloración sajona reservada para los británicos
dándoles el calificativo de inteligentes, intrépidos, laboriosos, orgullosos,
dueños de su destino y pacíficos;
totalmente coincidente con el calificativo que reciprocaban los ingleses para
el pueblo estadounidense. Lo peor es la inclusión en ambos casos de la palabra pacíficos; por algo la
subrayamos en negritas.
El caso de los dos luchadores por los DERECHOS HUMANOS
–así en mayúscula—Martin Luther King y Malcolm X—víctimas de la violencia, la
intolerancia y los prejuicios, son sólo dos ejemplos de la decrépita Ley del
Revólver. Pero esta adicción ha evolucionado en USA: Hoy la vemos transformada
en una aberración total con la famosa Asociación del Rifle, que llega a
proponer e incluso imponer en el Congreso, la autorización y venta de armas de fuego
a menores de edad. Tema recurrente, ya tratado hace casi seis años en el
segundo de los trabajos publicados en este blog bajo el título de No es cosa de juego. Las imágenes que mostramos a continuación pertenecen al mismo.
Los fusilamientos, atentados, tiroteos, ajusticiamientos
indiscriminados y otros terroríficos ejemplos, efectuados sin justificación
alguna en esos centros culturales son tantos, que de enumerarlos convertiríamos
este blog en un inmenso mar de sangre. Sólo una sociedad enferma por el odio y
la enajenación es capaz de mostrar tal actitud ante niños y jóvenes. Nos
limitaremos a señalar solo cuatro de las masacres más violentas ocurridas a
partir del siglo XX en los pacíficos
Estados Unidos de América:
(18-5-1927) 43 muertos,
incluyendo el autor del atentado, de ellos 38 niños en la Escuela Primaria
Bath, Michigan.
(20-4-1994) 17 muertos, contando
con sus dos ejecutores, en la Secundaria Columbine, Colorado
(16-4-1997) 33 muertos contando
con el propio asesino en el Politécnico y Universidad Estatal de Virginia.
(14-12-2012) 28 muertos,
incluyendo al autor, su madre y 20 niños en la Escuela Primaria
de Sandy Hook, Connecticut.
Como han podido apreciar, en ninguno de estos casos hemos
dado los nombres de los autores de tan abominables crímenes. Tal vez esto se
deba a una apreciación muy personal mía sobre otra característica de esa sociedad
enferma por el protagonismo, la publicidad y la Ley del Revólver: SALIR EN CINTILLOS DE PRIMERA PLANA A TODA COSTA.
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