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7 jun 2012

El OTRO 20 de mayo

ACLARACIÓN: Las gráficas que aparecen en este trabajo han sido tomadas del álbum de 600 postalitas “Historia de Cuba”, editado en 1935, de mi colección infantil. Hemos copiado de su introducción lo siguiente: “…Las postalitas para la formación del álbum se encontrarán dentro de las cajetillas de los insuperables cigarros ovalados, redondos y superfinos de “La Corona”, y los supergruesos de “Susini”, elaborados  exclusivamente con las mejores vegas de Vuelta Abajo. - TABACALERA CUBANA, S.A…”
                                                              
No podíamos pasar por alto fecha tan definitoria como el 20 de Mayo, y comenzamos a plantearnos esta semblanza a partir de un hecho muy particular que grafica el tránsito de la nación a partir de uno de sus símbolos patrios: La bandera
Don Tomás Estrada Palma se encontraba en Estados Unidos al ser electo Presidente, y llegó a La Habana el 10 de mayo –es decir diez días antes de tomar posesión del cargo.
Ese día hace nada menos que 110 años se arrió por primera vez la enseña nacional en lo alto del Morro para dar inicio a la República de Cuba. En varias ocasiones anteriores había ocurrió algo parecido en ese lugar. Recordemos que durante un año ondeó allí la enseña británica tras la Toma de La Habana por los Ingleses en 1762, y por más de cuatro siglos, antes y después de aquella fecha, la española se mantuvo flameando sobre nuestro mancillado litoral. Era pues éste de 1902, un simbólico acto para dejar constancia mediática del cambio de poderes, en el hecho de bajar la bandera de la intervención yanqui, e izar la de la estrella solitaria, simultáneamente en tres lugares: El Palacio Presidencial, La Cabaña y el Morro.
A partir de entonces el show estadounidense se repetiría infinidad de veces en el circo de una república estigmatizada con el rabo de la Enmienda Platt colgado de su mancillado trasero.
Todavía no se había construido el Malecón habanero, y ya nuestro carnaval iba por dentro: La careta de una independencia mediatizada impuesta a la fuerza, ocultaba la sangre, el sudor, y las lágrimas derramadas en treinta años de lucha libertaria. Sobre este aspecto Máximo Gómez en su Diario de Campaña, (1-1-1899), se refiere a la humillante y también discriminatoria firma del Tratado de París sin participación cubana: “…Tan natural y grande es el disgusto y el apenamiento que se tiene en toda la isla , que apenas, y como no es realmente el Pueblo, ha podido expansionarse celebrando el triunfo de la cesación del poder de sus antiguos dominadores.(…) Tristes se han ido ellos, y tristes hemos quedado nosotros porque un poder extranjero los ha sustituido. Yo soñaba con la paz con España, y esperaba despedir con respeto a los valientes soldados españoles, con los cuales nos encontramos siempre frente a frente en los campos de batalla, pero la palabra Paz y Libertad, no debía inspirar más que amor y fraternidad, en la mañana de la concordia entre los encarnizados combatientes de la víspera. Pero los americanos han amargado con su tutela impuesta por la fuerza, la alegría de los cubanos vencedores, y no supieron endulzar la pena de los vencidos…”
Es decir que la farsa organizada tres años después ese 20 de mayo, no era más que la confirmación de su frustración.
Pero del lado de allá del Atlántico también llegaban tristes lamentos. Publicaciones españolas como “El Carbayón” de Asturias (20 de julio de 1898), también pronosticaron lo que iba a ocurrir después bajo la bota estadounidense. Veamos:
“…Tratándose de los Estados Unidos es inútil abrigar esperanzas, ellos han planteado la cuestión en una forma sencilla y clara: La bolsa o la vida; y no hay más fuerza que aceptar así el problema. Por la fuerza de las armas han conseguido muy poco, por la Paz nos han despojado de todo. (…) Ellos no buscaban más que la independencia de Cuba, pero se llevan todo lo demás; han declarado a la faz de Europa que sólo esgrimirían las armas para redimir a los cubanos, pero ahora se apoderan de todo nuestro imperio colonial, y ni aún harán a Cuba independiente...”
Como si esta opinión no bastara, otra publicación española “El Diario Asturiano de la Mañana” diría dos meses después:
“…Quédese Cuba en buena hora con sus extensos cañaverales, sus inmensos potreros, sus feraces vegas de selecto tabaco, sus inaccesibles bosques, sus pintorescos palmares, y sobre todo, con sus nuevos huéspedes erigidos en árbitros y señores, que le impondrán nuevo idioma, nueva religión, nuevas leyes, y nuevas costumbres…”
Precisamente sobre esto quisiéramos abundar, pues con motivo del Bicentenario de Aponte, y el Centenario de la Protesta de los Independientes de Color, durante todo el mes de abril, se celebraron en Cuba diversos actos  y profundos debates protagonizados por historiadores e investigadores.
El pasado viernes 18 de mayo, en los momentos en que me disponía a escribir estas descargas, tanto el diario GRANMA, como el programa de LA MESA REDONDA en TV, abordaron ampliamente esos temas.
La revuelta de los Independientes de Color fue provocada por la Ley Electoral Morúa Delgado de 1910, la cual prohibía la formación de partidos políticos por motivos de raza o religión. Ello condujo de mayo a julio de 1912 a un enfrentamiento armado en la región oriental  que pedía la derogación de la ley.
Sobre ese aspecto en las tropas mambisas primaba el principio de obtener grados no por el color, sino por el valor. Por el contrario en las tropas intervencionistas yanquis existían regimientos de blancos y regimientos de negros.
El mejor ejemplo que durante la República mediatizada  no cambio nada, o casi nada-- fue la construcción del Monumento al Maine, como homenaje al águila imperial, aquí fotografiado tras su construcción en 1925.
Si algo debemos celebrar en Cuba este 20 de Mayo, es sentirnos hombres libres y no sumisos bueyes, porque el Primero de Enero de 1959, nos quitamos para siempre el yugo Made in USA que nos humillaba. Calixto García podría desfilar hoy en Santiago de Cuba al frente a sus gloriosos veteranos sin prohibiciones imperiales. Y lo que soñó Martí, por fin se hizo realidad, porque Fidel se lo ha cumplido.
Sí, estamos de fiesta, pero distinta y diferente a la parafernalia sagüesera: En una Cuba libre y soberana. Con una gloriosa hoja de servicios. Solidarios con el resto del mundo. Invictos frente al Imperio Español, invictos en Playa Girón, invictos en Angola. Libres de analfabetismo; con una salud pública envidiable. Libres de parásitos intestinales y otros microbios, por no repetir lo de esos gusanos que siguen viviendo en el pasado. Allá ellos y su sainete del 20 de Mayo.
El nuestro es algo muy serio, y lo conmemoraremos de verdad:
Cuando nuestros Cinco Héroes Cubanos regresen a la Patria.
Cuando la ilegal prisión que mantiene el imperio en Guantánamo sea desmantelada.
Cuando ese territorio usurpado y ocupado por la ilegal base regrese a sus legítimos dueños.
En fin:
Cuando el hipócritamente edulcorado “embargo” inventado por los Estados Unidos sea puesto al desnudo, y tengan que meterse su inmoral “bloqueo” por donde mejor les quepa.

20 ago 2011

CAYO HUESO NO EXISTE (1)

El cubano es curioso por antonomasia. A tal punto que si pudiera hablar en el alumbramiento le hubiese preguntado a la comadrona: --¿Dónde estoy?-- Y es bueno que así sea porque preguntando se llega a Roma. Dígamelo a mi que, aunque nunca he visitado la capital italiana, a los ochenta años, la curiosidad me llevó a conocer a mi nieta en los Estados Unidos.
Esta misma expectación la compruebo en mis compatriotas a partir del regreso al terruño. El intenso bombardeo de preguntas que he recibido desde mi regreso es sólo comparable al de las bombas de la OTAN contra Libia, y casi siempre es la misma interrogante: -¿Qué fue lo que más te sorprendió?
Por lo general los curiosos han quedado más estupefactos que antes porque las respuestas mías han sido igualmente inesperadas. Confesar que tres meses en Miami y tres días en Nueva York no me tomaran por sorpresa, parece una falacia. Para un periodista veterano no resulta ilógico si ha dado bastante rueda por el mundo, pero alegar que lo más inesperado haya sido Cayo Hueso, sí resultaba un asombro para todos ellos.
Y me explico: En primer lugar. Cayo Hueso no existe. Su nombre es Key West, y no es tampoco el último de las casi 200 millas de islotes que se extienden hacia el sur más allá de tierra firme, empezando por Virginia Key hasta el último de ellos, Dry Tortuga, considerado hipotéticamente vírgen y mártir.
El mayor de ellos, Cayo Largo se hizo famoso en 1948 cuando filmaron allí Humphrey Bogart y Lauren Bacall su película consagratoria. Sin embargo, el que nos ocupa es el más occidental de la cadena y por tanto su nombre como explicamos antes es Key West. Se trata de una de las tantas cubanizaciones que acercan a la Geografía (west) con la Anatomía (hueso) por una aberración de la Fonética (espanglish)
En segundo lugar es el más cercano a nuestro país, del que nos separan solamente 140 kilómetros,-- más del doble de la distancia que hay entre él y Miami--, aunque allá insistan en acortar las distancias a millas, como también ocurre con las 90 de los pitchers en el beisbol.
Debíamos ir entre semana por causas lógicas. Sábados y domingos resultan casi imposible por la serpiente metálica de autos que pujan inútilmente por llegar allí, y lo mismo ocurre en los tranques del regreso a la pincha del lunes. Por tanto fuimos un martes y había que regresar el mismo día, así que sólo estuvimos unas cuatro horas en el cayo y dos de ellas con dolor en los callos, porque, al igual que nuestra Habana Vieja para disfrutarla bien hay que recorrerla en la guagua de San Fernando –un ratico a pie y otro caminando--. Me imagino la impresión que pudiera llevarse allí nuestro querido historiador Eusebio Leal, con tanto que le gusta “Andar la Habana”.
Por lo que a mí respecta, me encantó: Bajo el mismo sol tropical, el mismo cielo azul celeste y el bullicio de nuestras calles estrechas, compartimos aceras y bulevares con animales domésticos. Si La Habana es la capital de todos los cubanos y los perros, Key West es la ciudad de los gallos y lo que le cuelga del gallinero: En Cuba es famosa la propaganda para evitar accidentes con la imagen del niño detrás de la pelota cruzando una calle, allí la cosa es diferente.
En más de una ocasión presenciamos el frenazo de un automóvil ante el paso de una gallina, porque detrás de ella venía su distraída cría.
Al transitarla tal parece que el tiempo se haya detenido en ella a fines del siglo XIX. Hostales y bungalós de madera a ambos lados de sus paseos, todos ellos de uno o dos pisos perfectamente maquillados, a base de colorete blanco, con la sonrisa roja de sus tejas, contrastando con jardines o áreas verdes. El centro del pueblo lo cruzan aceras estrechas y pequeños establecimientos al estilo de la Habana Vieja, donde se oferta en cantidades navegables café, tabaco, y ron, al estilo cubano; --cosas de la publicidad-- porque todos allá y aquí sabemos que inmigración prohíbe la entrada de esos productos al país.
Para no cansarlos, Cayo Hueso está lleno de estatuas que interrumpen a cada paso al peatón con su gracia y colorido, porque a diferencia de la solemnidad acostumbrada producto del mármol o el bronce, son como monigotes de papel marché en colores, o maquilladas al estilo Max Factor Hollywood.
Aquí vemos un curioso transeúnte que se lanza al piso en la acera del cine “Atlantic” con el fin de ver desde lo más profundo a una Marilyn Monroe, fajándose con el viento del subway neoyorquino en aquella comedia de adulterio con censura tipo 1955, “La Comezón del Séptimo Arte”. Pero no es la única estatua que yo sepa; existe otra de ocho metros de altura frente al “Chicago Tribune” y en ambas se repite la misma escena filmada por Billy Wilder, para publicitar la película y de paso despertar las testosteronas machistas con ese ícono del “Sex Symbol” que fuera Marilyn Monroe.

Tremendo susto pasó mi nieta de un añito, al tropezarse en la entrada de un establecimiento de efectos marinos. Habían colocado allí un esperpento “fricky” hecho de esponjas para promocionar su venta. Recordemos que el Cayo fue durante un tiempo el primer exportador de esponjas para toda la Unión, hasta ser desplazado por Tampa. Diariamente, mientras me enjabono cuando me baño con una de ellas, recuerdo aquella escena.
¿Y qué decir del monumento colosal a los dos bailadores de mambo, rumba, o cha-cha-cha frente a la escalinata del Museo de Arte?, o ese marino barbudo, pipa en ristre y gorra de visera, descansando en un banco del viejo muelle al estilo del John Lennon cubano, pero en technicolor.

Dice el viejo enterrador de la comarca que Hemingway llegó al Cayo por primera vez en la primavera de 1928 y se deslumbró por la captura allí de los grandes peces oceánicos. Según lugareños, el Papa conducía un auto a lo largo de 20 millas para pescar en los puentes, muelles y embarcaderos de No Name Key; y se aclara que cobró su primera aguja en Dry Tortuga. Aventuras que se extendieron hasta 1932 cuando comienza sus pesquerías con el “Pilar” en aguas de Cojímar y la cayería norte cubana. Ha descubierto un Nuevo Mundo en La Habana de la que se queda prendado para siempre, con un daiquirí en la izquierda y un mojito en la diestra. ¿Sabe Dios por qué lo hizo?... Tal vez el profeta San Francisco de Paula asomado a La Terraza, sea el único que pudiera explicar ese misterio.
Lo que sí sé, porque lo comprobé en este viaje, es que actualmente al Papa se le sigue recordando en la versión “cayohuesera” del “Sloppy Joe”, con fotografías y detalles que colman las paredes del bar, en una inundación gráfica solo interrumpida por el tañer de la campana situada en la caja contadora, anunciando que un nuevo cliente cayó en el jamo.

Allí otro cayuco, --¿se llaman así los habitantes de los cayos?-- me contó que este nuevo “Sloppy Joe” del lugar, no se parece en nada al antiguo, donde cientos o miles de ajustadores colgaban del techo, como estandartes de otra época en que las pepillas bilingües de entonces se despojaban de sus “sostenes” al pasarse de tragos o de otros alucinógenos. Pienso que el “gancho” desapareció en la medida en que hoy, ellas le dan el pecho a la situación, y apenas usan esas prendas íntimas debido al calentamiento global.
Del famoso mojón de Key West hay mucho que contar. Repito, para que quede claro: --Mojón, guardacantón, hito, poste, o coto--, el cual señala el lugar exacto que marca las 90 millas de distancia entre nuestros dos países. Es fácil de encontrar por la larga fila de turistas y curiosos que esperan su turno para la consabida fotografía grupal del recuerdo.
Me topé con otra sorpresa a solo unos pasos de dicho monumento:
Una pequeña caseta pintada de blanco que pasaba inadvertida para los ojos de cientos de visitantes, pero el olfato periodístico me llevó hacia aquel pequeño local donde, seguro había gato encerrado. Me acerqué a la tarja conmemorativa, saqué mis gafas de aumento y leí con mucho detenimiento y no poca sorpresa. Como posiblemente la reducción fotográfica no permite la correcta lectura del mensaje en la loza, nos hemos permitido la traducción del mismo, con mi limitadísimo Espanglish:
“…27… La Cabaña del Cable…”“…Esta estructura de concreto fue construida en el territorio continental y transportada por el ferrocarril de Flager hasta el cayo en 1917…” “…El propósito era proteger la conexión entre este sitio y las 125 millas de cable telegráfico que vincularía a Key West con La Habana, Cuba…” “El primer mensaje internacional se transmitió a través de un cable similar durante las Pascuas de 1900…” “…John W. Atkins llamó a Cuba y tras un largo silencio Cuba respondió: --No nos entendemos…” “Circa 1917”
Han pasado casi 111 años de aquel acontecimiento… Y todavía seguimos sin entendernos. Finalizo anunciando sorpresas mayores que nos reservó Cayo Hueso en mi visita, las cuales fui descubriendo tarja tras tarja.

21 ene 2011

GITANERÍAS.

Tras las felicitaciones por la celebración de las fiestas de Fin de Año, y rebasar la barrera de la tercera edad, para este bebito 2011 que acaba de nacer, he prometido corregir mis pecados, --que es tanto como decir--, mis errores. Uno de ellos es la supina ignorancia alimentada a diario por la lectura de quienes sabían más que yo, como el viejo Sócrates. De ahí que el primer tema sea el de los gitanos, el cual presento a ustedes, con el ruego de que todas las lagunas que hallen por el camino, me sean rellenadas con el chapapote de la sabiduría colectiva, que es la viable.

Entre las noticias que ocuparon cintillos de los diarios durante los últimos meses del pasado año,--muy pocas agradables—me sorprendió una por lo inusitada. Decía más o menos como sigue:

“Persecución y deportación masiva de gitanos a sus países de origen por el gobierno francés”.

¿Pertenece o no el país galo a la UE --Comunidad de naciones con moneda única, que permite el libre movimiento de sus ciudadanos entre ellas, respetando idiomas, credos, costumbres y símbolos patrios en igualdad de condiciones?

Ante las dudas, acudo a mi viejo diccionario de origen francés “Pequeño Larousse Ilustrado” editado por B.A.B.E.L. de Buenos Aires, hace aproximadamente unos 60 años, y choco allí con la siguiente definición:

“GITANOS: Raza de vagabundos que parecen proceder del norte de Italia y se han esparcido por toda Europa…”

Calificativo un tanto peyorativo muy acorde a los lineamientos de la actual política del gobierno galo con tufo a nacional-socialismo europeo de aquella época. Recordemos que durante la Segunda Guerra Mundial, las comunidades gitanas del protectorado nazi recibieron igual tratamiento que las hebreas, y el exterminio lo compartieron por igual, bajo el odio a sus dos símbolos aquí representados:

“La Estrella de Judea, y el Triángulo Marrón gitano invertido, y cosido a su ropa con que millones desfilaron hacia los crematorios del holocausto.”

Parece que la persecución étnica de unos y otros se pierde en las tinieblas de la historia. El pueblo de Judea por lo menos pudo contar la suya en el Antiguo y el Nuevo Testamento, pero los gitanos no tienen siquiera Biblia que los bendiga. Dicen, y no son mentiras mías, que aquellos primitivos parias de tez oscura fueron rechazados de la antigua India por impuros o intocables. Así era de exclusivista el Brahmanismo hindú.

Aunque entonces no explotaban bombas inteligentes ni los atacaran aviones sin piloto, el pueblo gitano tuvo que pasar lo suyo al atravesar todo el Medio Oriente en un éxodo tan penoso como el de sus iguales hebreos, con el inconveniente de que no se les abrieran las aguas del Mar Rojo. No sabemos tampoco si sufrieron las siete plagas de Egipto, pero de que estuvieron allí no hay duda alguna porque:

“Cuando llegaron aquellos indocumentados a Europa, fueron identificados por una pigmentación un poco más oscura que lo permisible para la época. En Grecia se les calificó de “negros como los etíopes”, --por tanto egipcianos, gypsies o gitanos—“.

Con ese nombrete a cuestas llegaron a España, donde un rey benévolo y unas leyes tolerantes les permitieron no ser molestados durante algún tiempo, sobre todo al sur, en las calientes tierras andaluzas. Pero la dicha dura poco en tiendas de campaña, y aquellos peregrinos famosos por su vida nómada siempre a caballo o en carromatos, viviendo de oficios artesanales, y capaces de adivinarle el futuro a cualquiera, no pudieron vislumbrar el suyo propio, y tras implantar una especial sabiduría al son de la jota y el fandango, tuvieron que irse con la música a otra parte.

De ahí que se esparcieran por Europa, esa cultura echó raíces en Flandes (el norte franco-belga), y se extendió como la verdolaga a todo el continente. Es en su parte más oriental y eslava donde se ha mantenido por más tiempo, Bulgaria, Hungría, Eslovaquia, etc., pero a cada país le tocó su cuota, por eso no me extrañase la intolerancia aria de los nazis, o la intolerancia actual en la Europa moderna.

En cuanto a Francia, el estatuto jurídico de los gitanos data del 3 de junio de 1960:

“Por ley se crea una libreta especial de circulación para quienes ejercen regularmente una actividad profesional, y un carnet de circulación para quienes –franceses o extranjeros--, no ejerzan regularmente una actividad comercial, artesanal, o industrial, y no pueda justificar unos recursos normales. Este documento requiere un visado mensual”.

Tal vez esta regulación explique un tanto, las irregularidades en la actual situación migratoria de los gitanos en el área euro.

Esperamos pues que en este 2011 no haya que acudir a cartomántico, oráculo, horóscopo, acertijo, adivinanza, o pitonisa, que les eche las cartas, o les lea la buenaventura a los gitanos en sus propias narices, y que les permitan ejercer el multioficio donde mejor les convenga, que lo hagan dentro de lo permisible por la ley, y que juntos podamos –como se estila en Cuba--, pedir una bullita flamenca ¡oleeeeeeeeeé!

Hasta aquí mi descarga.

¿Es compleja o no esa indescifrable mezcolanza étnico-cultural de pitonisas, caldereros, nómadas, gitanos, flamencos, ciudadanos del mundo, afro-descendientes, mulatos, mestizos, en fin, la suma de todos los emigrantes que en el mundo han sido?

Al calor de este trabajo, hemos podido aclarar algunos aspectos:

A) El holocausto ejecutado por los nazis, aunque mayoritariamente judío, --seis millones--, cayeron también 800,000 gitanos, --considerados impuros--, junto con homosexuales, enfermos, discapacitados, dementes, etc.

B) El 3 de agosto de 1944 –conocido como el zigeunernach, todos los gitanos que quedaban en el campo de concentración de Auchslizt, en Polonia, fueron llevados a las cámaras de gas.

C) Otra clasificación nazifascista regulaba que la mezcla de alemanes arios y otras etnias, fueran atendidos según el grado de parentesco, de ahí que fuesen considerados de primero o segundo grado de consanguinidad. Reinhardt Heydrich el dirigente de las SS conocido como “El Carnicero de Praga” era un mischlinge en segundo grado, dossier que fue celosamente ocultado por sus superiores nazis.

Acepto sugerencias: Suena el silbato y el balón está en el centro el terreno. Corresponde a ustedes el saque inicial para anotarse el primer gol contra mi ignorancia.

16 sept 2010

EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE.

Queridos vecinos, tal vez parezca absurda la teoría que deseo plantear, pero por lo menos permítanme exponerla.

Históricamente el águila ha sido el símbolo de todos, o casi todos, los imperios que en el mundo han sido, incluso aparece de forma destacada en el escudo de los Estados Unidos. Otro personaje representativo de poderío podía ser El rey León, (invento también de la cinematografía norteamericana).

En mi humilde criterio existe otro cuadrúpedo que por sus características se acerca más a nuestra imagen como ser humano—inteligente hogareño y parlante—en comparación con otros seres que habitan el planeta: EL PERRO.

Desde la óptica de nuestra vivienda global tan gráficamente descrita por el colega Walter Martínez en su “Dossier” de Telesur: “Nuestra única, querida y contaminada nave espacial,” etc. etc… La humanidad corre el riesgo de desaparecer, precisamente porque la potencia más poderosa del planeta, copia casi al carbón la actitud del perro, ¿o tal vez sea a la inversa?

Mi padre, un hombre de pocas letras y muchas luces, acostumbraba a calzar sus breves parlamentos con refranes, proverbios, y aforismos producto de la sabiduría popular, y decía:
“Nada hay más parecido al perro que su amo.”

A partir de ahora, describiremos cada uno de los atributos que nos asemejan, y a continuación le daremos la palabra al viejo para sus habituales moralejas.

DOMESTICABLE: Esto no admite la menor duda, tanto en el campo canino como en el humano, sea cual fuera el método o grado de sumisión. Si no cómo explicar que a estas alturas del Siglo XXI, todavía existan en el mundo miles de personas bajo el estatus de servidumbre, esclavitud o semiesclavitud, y la trata de negros se haya convertido nada menos que en la trata de blancas.

“Por malo que sea el perro, moverá la cola.”

dócil: La mascota de la casa está sujeta al mismo régimen de obediencia que los pueblos autóctonos de nuestra América. Durante siglos ellos han sido sometidos a la explotación colonial primero, esgrimiendo la excusa del salvajismo para humillarlos con un capitalismo más salvaje aún. Y tras espejismos democráticos, desembocar en un neoliberalismo peor que peor.

“Cuídate del perro callado y del agua mansa.”

FIEL: En el hogar, el perro no puede desobedecer a su amo. En el mundo globalizado actual, quien ose discutir, enfrentar, o siquiera poner en dudas al Imperialismo, corre el riesgo de ser satanizado, vilipendiado, cercado y hasta destruido con guerras preventivas a causa de su infidelidad.

“El perro hambriento no le hace caso a los golpes.”

VIGILANTE: Desde el más pequeño fox-terrier, hasta el impresionante dálmata, son custodios por excelencia de las propiedades de su amo. El más pequeño con sus ladridos y el mayorcito a dentellada limpia. Es decir: la CIA o el FBI y otros aparatos de inteligencia por un lado, y los cuerpos especiales o los marines por el otro.

“El que no puede morder, que no enseñe los dientes.”

GRACIOSOS: A la hora de las payasadas no hay quien le ponga un pie –perdón una pata—delante, a mi mascota, que se para en sus dos extremidades inferiores para sus payasadas, igualito que nosotros los bípedos; ni menee el rabo con mayor intensidad. De ahí el monopolio de medios masivos como el cine, la televisión o las nuevas ofertas de la industria del entretenimiento.

“Menea la cola el can, no por ti sino por el pan.”

RECONOCIDO: Ninguna otra persona, animal o cosa es tan premiado como el can de la familia. El dueño lo trata mejor que a sus propios vecinos. Lo defienden los niños, los mayores, y la sociedad protectora de animales, --tan selectiva con ellos como el Imperio con nosotros--. Admitamos pues la parcialidad con que actúan, casi imitando a nuestro flamante Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y grupos afines como el G-8, G-20, etc.

“Mima a tu perro y te estropeará la ropa.”

“El amo de la casa es criado del huésped.”

DESPREJUICIADO: Mientras el gato y otros animales domésticos, buscan lugares adecuados para hacer las necesidades más perentorias, ya sea hacer pipi, caca o sexo; el perro,--no sólo el sato—lo hace impúdica y públicamente, pero además de presenciar el espectáculo, tenemos que venir atrás para limpiarle el… la gracia, y botarles sus residuos. ¿No pasa lo mismo con las obscenas crisis financieras, hipotecarias, bancarias, y las guerras preventivas o atómicas? Los beneficiarios salen ganando, el resto de la humanidad debe pagar el precio de los ajustes económicos, los paros, los despidos, y asimilar en sus territorios los residuos tóxicos, o como en el caso nuestro de tener que compartir la contaminación del Golfo de México.

“Tras el perro las guasasas.”

“Perro viejo no caga en trillo.”

ARTISTA: Este simulador tiene el don de la actuación. Cuando se siente enfermo, el perrito aúlla, se pone triste, da lástima; cuando quiere algo lo consigue a base de sobreactuación. Es la hipocresía personificada a pequeña escala, solo superada por el poder de sugestión del terrorismo mediático de las grandes corporaciones y sus correspondientes medios de difusión masiva. En este caso es el teatro globalizado.

“El perro ladra y la caravana pasa.”

IMPLACABLE: Si nuestra especie, para su estudio antropológico está dividida en razas, como blanca, negra, amarilla o mestiza, entre la variopinta paleta de la biodiversidad, la canina también lo está, pero no se distingue tanto por su pigmentación como por la utilidad. Los hay de peluche, recomendables para los críos; pastores, no precisamente por la Paz; atletas como los galgos y los podencos, etc. Nos detendremos en aquellos entrenados para matar en campamentos especializados, y con ello obtener pingües ganancias en los combates pactados. ¿No resulta lo mismo con el armamentismo y el enrolamiento mercenario para las frecuentes guerras? La única diferencia es que entre ellos sólo muere uno de los dos contrincantes. Entre nosotros podría desaparecer la humanidad toda incluyendo el planeta en su conjunto.

Perro no come perro.”

POSESIVO: Como todas las bestias, el perro marca sus dominios con el orine, y el que trate de introducirse en él, o lo hace inconscientemente, sufrirá las consecuencias. Ocurre algo parecido con nuestros belicosos vecinos del Norte. La diferencia estriba en que hacen pis dondequiera, y el territorio marcado por ellos abarca todo el globo terráqueo.

Al perro que tiene dinero se le llama Sr. Perro.”

HIPÓCRITA: Como hemos visto en los acápites de artista, gracioso y fiel, el mejor amigo del hombre lo es de forma interesada. Es el mercenario más cercano que usted tiene, y no lo nota o lo reconoce. Como tampoco en este Siglo XXI, las drogas, el armamentismo, la contaminación ambiental, la discriminación, el terrorismo –bueno o malo--, han podido ser erradicados y se extienden como una pandemia de rabia en todo el planeta.

De nuevo acudo a la filosofía del viejo, quien concluye con una sola frase:

“Muerto el perro, se acabó la rabia.”