__________________________

__________________________
Mostrando entradas con la etiqueta viajes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta viajes. Mostrar todas las entradas

3 dic 2011

HUMBOLDT. PROFETA DEL SIGLO XXI

Botánico, explorador, geógrafo, espeleólogo, naturalista, economista, político, agorero del clima, los ciclones, la esclavitud, y otros muchos misterios, todo eso y mucho más, lo puso al descubierto el santo barón Alexander Von Humboldt. Según su cuna dorada, nada que ver con el derrotero de su vida y su obra, ni con la rancia aristocracia prusiana, que dio engendros tan bárbaros como el nazismo y su engreimiento de la raza aria.

En todos los campos del saber y muchos más se destacó ese preclaro varón, --con B y con V--- a tal punto que en su época le llamaban “el Aristóteles del siglo XIX”.

Fue rebautizado también por su admirador y amigo personal, el maestro José de la Luz y Caballero, quien le agregó el de segundo descubridor de Cuba, ubicando al Adelantado Don Cristóbal Colón en primer lugar.

Físicamente pienso que sí, pero recordemos que éste último creyó haber llegado a Cipango, y se quedó a medio camino del Sol Naciente. Sin restarle méritos al Día de la Raza, en honor a la verdad, el barón prusiano, basándose en métodos científicos, no se equivocó y dejó documentada la más completa investigación de nuestro país, y nada menos que en una estancia de… ¡SOLO CUATRO MESES!

Recuérdense los cuatro viajes de Colón

Su obra es tan vasta, abarcadora y enciclopédica que preferimos que sean sus propias palabras las que nos alumbren el camino para poder apreciar su huella en nuestro país y el mundo al cabo de 211 años.

El 19 de diciembre de 1800, llegó al puerto de La Habana en su primer viaje a Cuba. Así describe la impresión que le causó:

“…La vista de La Habana, a la entrada del puerto, es una de las más alegres y pintorescas de que puede gozarse en el litoral de la América equinoccial…”

Amó tanto a Cuba que durante su corta estancia en 1801 escribió lo siguiente:

“…Me encuentro feliz en esta parte del mundo, en un clima, al cual me siento tan habituado que parece como si nunca hubiera vivido en Europa…”

Sin dudas se refería sólo a la capital cubana pues, antes de desembarcar con sus lentes astronómicos, sus cuadernos de física, y otros instrumentos, ya estudiaba y trabajaba en la “Fiel Isla de Cuba”, el país que emergía de un mundo casi desconocido.

Si eso expresó casi recién llegado, no es raro que después de su segunda experiencia en abril de 1804 declarara en una carta:

“..Tengo 52 años y siento el espíritu muy joven todavía. He decidido resueltamente irme de Europa y vivir bajo las trópicos de la América española, en un lugar donde he dejado algunos recuerdos…”

¿A qué lugar específico se refería? …Saque usted sus propias conclusiones.

Humboldt nació en Berlín el 14 de septiembre de 1769, y a pesar de su abolengo, nunca rechazó las ideas de la Revolución Francesa de 1789 y desde joven tomó posiciones humanistas, sobre todo frente a la explotación de los países originarios de América, la esclavitud africana, y los movimientos de liberación colonial durante el siglo XIX.

Refiriéndose a nuestra situación geográfica, así la describe:

“…Aquel Mar de las Antillas que hemos descrito como un Mediterráneo con bocas, ha influido poderosamente en el progreso de la sociedad en la Isla de Cuba…”

El naturalista se expresa su admiración por el árbol que formara parte más tarde de nuestros atributos patrios:

“…Una palma de las más majestuosas de aquella tribu, da al país, en las cercanías de La Habana, un carácter particular, y es la “Ortodoxa Regia” en mi descripción de los palmares americanos…”

Se ha dicho que Humboldt fue precursor de la espeleología, y esto es cierto pues él nos habló de “…Las grandes cavernas de Matanzas…mucho antes de que se descubrieran las de Bellamar en la provincia yumurina.

En cuanto a la climatología:

“…En la Habana la rigurosidad de las variaciones que experimenta, a horas determinadas, la presión de la atmósfera se interrumpe cuando reinan vientos recios del norte…”

Y del clima en general, alertó a los botánicos con lo que llamó “La Geografía de las Plantas”, agregando:

“...Las grandes bajas de temperatura en la Isla de Cuba duran tan poco que ni los plátanos nopales. Ni las cañas de azúcar, ni las demás producciones de la zona tórrida padecen el menor detrimento…”

No olvidó los ciclones:

“…Ya en 1527 fue destruida en gran parte la famosa expedición de Pánfilo de Narváez en el Puerto de Trinidad de Cuba…”

Así se expresó en términos geológicos:

“…La parte central y occidental de la Isla contiene dos formaciones de caliza compacta…”, mientras se lamenta de que “…habiéndose limitado mucho tiempo a La Habana y a los distritos inmediatos, no hay que admirarse de la profunda ignorancia en que se está sobre la geognosia de las montañas del Cobre…”

Sobre la migración interna explica que “…El movimiento de la colonización fue de Este a Oeste y que allí, las primeras regiones pobladas son actualmente las que menos lo están…”

Cartógrafo improvisado aclara lo siguiente:

“…Mi mapa de la Isla de Cuba, aunque sea muy imperfecto respecto del anterior, sin embargo, es el único en donde se hallan las 13 ciudades y 7 villas…”

Sobre la producción de azúcar basada únicamente en la mano de obra esclava, en lugar de aplicar otros conceptos económicos más progresistas y menos brutales dijo:

“…El tráfico no solamente es bárbaro sino que también es poco razonable…”

Sus cálculos lo llevaron a proclamar:

“…En aquellos terrenos que antes de la caña de azúcar han producido plantas tuberosas, una caballería de tierra fértil en lugar de 1,500 arrobas, da 3 ó 4000…”

Podemos resumir según sus propias palabras que:

“…La naturaleza es el reino de la libertad…”

Humboldt no sólo dejó constancia escrita de sus descubrimientos por Latinoamérica, sino que trazó muchos dibujos de su propia mano o contrató a destacados artistas para ilustrar escenas minuciosamente descritas por él. Aquí van dos de esos ejemplos:


Fueron únicos los aportes a la botánica, e impresionantes los bocetos de su propia mano sobre las plantas, en su recorrido por América. He aquí la Hibiscus Lambertianus. Escaló casi hasta la cúspide, la montaña que en aquel entonces se tenía por la más elevada del mundo: El Chimborazo, hecho ocurrido el 23 de junio de 1822, por lo que impuso con ello un récord mundial de altura.

Pero la obra cumbre de sus trabajos en nuestro país fue sin dudas el “Ensayo políitico sobre la Isla de Cuba” que le ganó la amistad de grandes pensadores como Goethe, o Simón Bolívar, al que en cierta ocasión invitó a escalar el Vesubio.

A Humboldt se debe la manifestación de que nuestro vino es agrio, acuñada más tarde por José Martí, quien le agregara el sentido de pertenencia: --Pero es nuestro.

Terminamos pues, con los vaticinios a los que aludimos en el título de estas pinceladas, específicamente referidos a Cuba y América:

“…Declaro la igualdad de la raza humana. Me resisto a la insípida pretensión de admitir razas superiores y razas inferiores…”

En 1863, antes de la Guerra de Secesión en Estados Unidos, y su génesis racista dice:

“…El habitante de la Nueva Inglaterra, considera como un peligro público para ella el aumento progresivo de los negros…”

O esta otra mucho más actual y profética:

“¿Quién se atrevería a pronosticar el influjo que tendría una confederación americana de los estados libres de las Antillas, situada entre Colombia, la América del Norte y Guatemala, en la política del nuevo mundo…”

(Datos tomados del libro “Humboldt” del Alberto Bayo para la Editorial Ciencias Sociales, 1970.)

3 sept 2011

CAYO HUESO NO EXISTE (II PARTE)

Pues bien siguiendo el hilo de la conversación y el eco de mis pasos por Cayo Hueso, me detuve en no pocas lápidas y tarjas de todo tipo tratando de ponerme al día frente a tanta historia. Lo que pasa es que no siempre uno se tropieza con la verdad y hay que buscarla con lupa.

Fuimos a almorzar a un restaurante del puerto tipo ranchón con cobertura de yaguas, coloque mi copa sobre un original portavasos y…: --¡CONCHO! Me dije a mi mismo. ¿Qué concho es esto?--- compruébelo por usted mismo:

Mi hijo, que sabe de qué pata de palo cojean los piratas de la ínsula floridana, me advirtió: --No le hagas caso viejo, aquí todo es en coña--. Y continuó:

--Fíjate si es así que su carnaval “Fantasy Fest” coincidente con el (halloween) de octubre. Es uno de los más alocados de la Unión, sólo comparable al “Maddy Grass” de febrero en New Orleans, donde se admite todo tipo de disfraces, desde la pintura viviente al estilo de los “desnudos perfomances” de Mendive, hasta el simple “cara de palo” que no le hace falta antifaz porque le basta con su pegajosa borrachera de ron barato. --Mi hijo no dijo la marca, pero ustedes se la imaginan. En esos días festivos los precios de los hoteles de tabla con una o dos plantas se disparan para ponerse a la altura de los lujosos rascacielos de Nueva York. Y lo que es peor, o mejor: La gente los paga sin chistar.

Una caminata por el puerto ayudaba a bajar el almuerzo y yo seguía con mi manía de escudriñar jeroglíficos en cada letrero, tarja, o lápida del camino, hasta que…!SORPRESA! Me detengo en una que me recuerda el curioso portavasos del ranchón, y para evitar equívocos, trataré de traducirla lo más literalmente posible. Decía:

“THE CONCH REPUBLIC”“…(Historia y Posición de la República de la Concha.- Abril 23 de 1982.- Oficina del Secretario General.)…” “…La República de la Concha nació en abril de 1982 como respuesta a un bloqueo de la Patrulla Estadounidense de Key West en la Florida. Desde que el Gobierno de los Estados Unidos insistió en tratar a Key West como un país extranjero, el Mayor Dennis Wardlow de Key West, se separó de la Unión declarando así la guerra, entregándose y demandando ayuda extranjera. Durante los siguientes años Estados Unidos nunca reaccionó hacia tal separación, estableciendo así soberanía para la República de la Concha bajo la Ley Internacional…”

A este nivel de la lectura tuve que quitarme las gafas para limpiar los cristales, porque no creía lo que estaba leyendo. Y sigo:

“…”Hoy en día somos ciudadanos que vivimos en este país con doble ciudadanía, la de Estados Unidos y la de la República de la Concha…” “… Un estudio realizado sobre la Soberanía de la República de la Concha en la Universidad de Innsbruck, Austria, en 1998, concluyó que tenemos el derecho perfecto de existir como una nueva forma de sub-división política como lo es “La primera quinta nación del mundo” existiendo como una “Soberanía de Expresión”, buscando así traer más humor, calor y respeto a un planeta, el cual está necesitado de estos valores bajo el Principio Público Internacional de los Derechos del Pueblo, garantizando a todos aquellos que están bajo el Tratado de Viena y de la organización de la ONU así como bajo la Constitución de los Estados Unidos…”

“La República de la Concha tiene su propio pasaporte,, son para ciudadanos y diplomáticos los cuales ya han sido aceptados por más de treinta países en todo el mundo, incluyendo los Estados Unidos, México, Alemania, España, Irlanda, Suiza, Rusia, Cuba, y Ecuador..”

Una pausa para volver a leer no vaya a ser que me haya equivocado. No, de ninguna manera, dice clarito Cuba, y continúo:

“…Este pasaporte no es un documento válido para viajar, y no posee ningún privilegio especial por el departamento de Inmigración de los Estados Unidos…”

¡Acabáramos, no es un documento, es una coña! Pero ahí no termina esto:

“…La República de la Concha ha tenido Consulados en , Innsbruck, Austria, Honolulu, Hawai,. Fort Kent, Maine, New Orleans, Atlanta, Georgia, Columbus, Ohío, sin embargo ninguna de estas oficinas está activa actualmente…”

“…Nuestra póliza extranjera ya establecida dice: “La Mitigación del mundo de tensiones por medio del ejercicio del Humor, se junta con otras regulaciones como el reconocimiento de ambos, ---ciudadanos y diplomáticos—de respetar nuestras costumbres locales, así como nuestras leyes, nuestro esfuerzo por mantener nuestros sueños y glorias, y nuestro reconocimiento en el Mundo de los Derechos Humanos y Ambiciones, (¿porque, para qué es bueno practicar los derechos humanos si no tenemos la habilidad de realizar nuestras ambiciones?)..” “…Información adicional contactarse con La Oficina de la Secretaría General 613 Simonton Street Key West, FL,/CR33040. Teléfono 305-296-0213. Facsimile: 305-296-880. Dirección electrónica: conchcept@aol.com

Juro que lo entrecomillado en color reproduce textualmente el documento que circula oficialmente por internet sobre la República de la Concha, incluyendo los gráficos, que avalan lo leído en la tarja conmemorativa colocada en un lugar visible del puerto de Cayo Hueso. Como diría Taladrid: Saquen ustedes sus propias conclusiones.

20 ago 2011

CAYO HUESO NO EXISTE (1)

El cubano es curioso por antonomasia. A tal punto que si pudiera hablar en el alumbramiento le hubiese preguntado a la comadrona: --¿Dónde estoy?-- Y es bueno que así sea porque preguntando se llega a Roma. Dígamelo a mi que, aunque nunca he visitado la capital italiana, a los ochenta años, la curiosidad me llevó a conocer a mi nieta en los Estados Unidos.
Esta misma expectación la compruebo en mis compatriotas a partir del regreso al terruño. El intenso bombardeo de preguntas que he recibido desde mi regreso es sólo comparable al de las bombas de la OTAN contra Libia, y casi siempre es la misma interrogante: -¿Qué fue lo que más te sorprendió?
Por lo general los curiosos han quedado más estupefactos que antes porque las respuestas mías han sido igualmente inesperadas. Confesar que tres meses en Miami y tres días en Nueva York no me tomaran por sorpresa, parece una falacia. Para un periodista veterano no resulta ilógico si ha dado bastante rueda por el mundo, pero alegar que lo más inesperado haya sido Cayo Hueso, sí resultaba un asombro para todos ellos.
Y me explico: En primer lugar. Cayo Hueso no existe. Su nombre es Key West, y no es tampoco el último de las casi 200 millas de islotes que se extienden hacia el sur más allá de tierra firme, empezando por Virginia Key hasta el último de ellos, Dry Tortuga, considerado hipotéticamente vírgen y mártir.
El mayor de ellos, Cayo Largo se hizo famoso en 1948 cuando filmaron allí Humphrey Bogart y Lauren Bacall su película consagratoria. Sin embargo, el que nos ocupa es el más occidental de la cadena y por tanto su nombre como explicamos antes es Key West. Se trata de una de las tantas cubanizaciones que acercan a la Geografía (west) con la Anatomía (hueso) por una aberración de la Fonética (espanglish)
En segundo lugar es el más cercano a nuestro país, del que nos separan solamente 140 kilómetros,-- más del doble de la distancia que hay entre él y Miami--, aunque allá insistan en acortar las distancias a millas, como también ocurre con las 90 de los pitchers en el beisbol.
Debíamos ir entre semana por causas lógicas. Sábados y domingos resultan casi imposible por la serpiente metálica de autos que pujan inútilmente por llegar allí, y lo mismo ocurre en los tranques del regreso a la pincha del lunes. Por tanto fuimos un martes y había que regresar el mismo día, así que sólo estuvimos unas cuatro horas en el cayo y dos de ellas con dolor en los callos, porque, al igual que nuestra Habana Vieja para disfrutarla bien hay que recorrerla en la guagua de San Fernando –un ratico a pie y otro caminando--. Me imagino la impresión que pudiera llevarse allí nuestro querido historiador Eusebio Leal, con tanto que le gusta “Andar la Habana”.
Por lo que a mí respecta, me encantó: Bajo el mismo sol tropical, el mismo cielo azul celeste y el bullicio de nuestras calles estrechas, compartimos aceras y bulevares con animales domésticos. Si La Habana es la capital de todos los cubanos y los perros, Key West es la ciudad de los gallos y lo que le cuelga del gallinero: En Cuba es famosa la propaganda para evitar accidentes con la imagen del niño detrás de la pelota cruzando una calle, allí la cosa es diferente.
En más de una ocasión presenciamos el frenazo de un automóvil ante el paso de una gallina, porque detrás de ella venía su distraída cría.
Al transitarla tal parece que el tiempo se haya detenido en ella a fines del siglo XIX. Hostales y bungalós de madera a ambos lados de sus paseos, todos ellos de uno o dos pisos perfectamente maquillados, a base de colorete blanco, con la sonrisa roja de sus tejas, contrastando con jardines o áreas verdes. El centro del pueblo lo cruzan aceras estrechas y pequeños establecimientos al estilo de la Habana Vieja, donde se oferta en cantidades navegables café, tabaco, y ron, al estilo cubano; --cosas de la publicidad-- porque todos allá y aquí sabemos que inmigración prohíbe la entrada de esos productos al país.
Para no cansarlos, Cayo Hueso está lleno de estatuas que interrumpen a cada paso al peatón con su gracia y colorido, porque a diferencia de la solemnidad acostumbrada producto del mármol o el bronce, son como monigotes de papel marché en colores, o maquilladas al estilo Max Factor Hollywood.
Aquí vemos un curioso transeúnte que se lanza al piso en la acera del cine “Atlantic” con el fin de ver desde lo más profundo a una Marilyn Monroe, fajándose con el viento del subway neoyorquino en aquella comedia de adulterio con censura tipo 1955, “La Comezón del Séptimo Arte”. Pero no es la única estatua que yo sepa; existe otra de ocho metros de altura frente al “Chicago Tribune” y en ambas se repite la misma escena filmada por Billy Wilder, para publicitar la película y de paso despertar las testosteronas machistas con ese ícono del “Sex Symbol” que fuera Marilyn Monroe.

Tremendo susto pasó mi nieta de un añito, al tropezarse en la entrada de un establecimiento de efectos marinos. Habían colocado allí un esperpento “fricky” hecho de esponjas para promocionar su venta. Recordemos que el Cayo fue durante un tiempo el primer exportador de esponjas para toda la Unión, hasta ser desplazado por Tampa. Diariamente, mientras me enjabono cuando me baño con una de ellas, recuerdo aquella escena.
¿Y qué decir del monumento colosal a los dos bailadores de mambo, rumba, o cha-cha-cha frente a la escalinata del Museo de Arte?, o ese marino barbudo, pipa en ristre y gorra de visera, descansando en un banco del viejo muelle al estilo del John Lennon cubano, pero en technicolor.

Dice el viejo enterrador de la comarca que Hemingway llegó al Cayo por primera vez en la primavera de 1928 y se deslumbró por la captura allí de los grandes peces oceánicos. Según lugareños, el Papa conducía un auto a lo largo de 20 millas para pescar en los puentes, muelles y embarcaderos de No Name Key; y se aclara que cobró su primera aguja en Dry Tortuga. Aventuras que se extendieron hasta 1932 cuando comienza sus pesquerías con el “Pilar” en aguas de Cojímar y la cayería norte cubana. Ha descubierto un Nuevo Mundo en La Habana de la que se queda prendado para siempre, con un daiquirí en la izquierda y un mojito en la diestra. ¿Sabe Dios por qué lo hizo?... Tal vez el profeta San Francisco de Paula asomado a La Terraza, sea el único que pudiera explicar ese misterio.
Lo que sí sé, porque lo comprobé en este viaje, es que actualmente al Papa se le sigue recordando en la versión “cayohuesera” del “Sloppy Joe”, con fotografías y detalles que colman las paredes del bar, en una inundación gráfica solo interrumpida por el tañer de la campana situada en la caja contadora, anunciando que un nuevo cliente cayó en el jamo.

Allí otro cayuco, --¿se llaman así los habitantes de los cayos?-- me contó que este nuevo “Sloppy Joe” del lugar, no se parece en nada al antiguo, donde cientos o miles de ajustadores colgaban del techo, como estandartes de otra época en que las pepillas bilingües de entonces se despojaban de sus “sostenes” al pasarse de tragos o de otros alucinógenos. Pienso que el “gancho” desapareció en la medida en que hoy, ellas le dan el pecho a la situación, y apenas usan esas prendas íntimas debido al calentamiento global.
Del famoso mojón de Key West hay mucho que contar. Repito, para que quede claro: --Mojón, guardacantón, hito, poste, o coto--, el cual señala el lugar exacto que marca las 90 millas de distancia entre nuestros dos países. Es fácil de encontrar por la larga fila de turistas y curiosos que esperan su turno para la consabida fotografía grupal del recuerdo.
Me topé con otra sorpresa a solo unos pasos de dicho monumento:
Una pequeña caseta pintada de blanco que pasaba inadvertida para los ojos de cientos de visitantes, pero el olfato periodístico me llevó hacia aquel pequeño local donde, seguro había gato encerrado. Me acerqué a la tarja conmemorativa, saqué mis gafas de aumento y leí con mucho detenimiento y no poca sorpresa. Como posiblemente la reducción fotográfica no permite la correcta lectura del mensaje en la loza, nos hemos permitido la traducción del mismo, con mi limitadísimo Espanglish:
“…27… La Cabaña del Cable…”“…Esta estructura de concreto fue construida en el territorio continental y transportada por el ferrocarril de Flager hasta el cayo en 1917…” “…El propósito era proteger la conexión entre este sitio y las 125 millas de cable telegráfico que vincularía a Key West con La Habana, Cuba…” “El primer mensaje internacional se transmitió a través de un cable similar durante las Pascuas de 1900…” “…John W. Atkins llamó a Cuba y tras un largo silencio Cuba respondió: --No nos entendemos…” “Circa 1917”
Han pasado casi 111 años de aquel acontecimiento… Y todavía seguimos sin entendernos. Finalizo anunciando sorpresas mayores que nos reservó Cayo Hueso en mi visita, las cuales fui descubriendo tarja tras tarja.

16 sept 2010

ASTURIAS PATRIA QUERIDA.

Del domingo 5 de este mes hasta el 12 se celebra la Semana de la Cultura Asturiana en Cuba, con una serie de actividades que contempla: Misa de apertura a la Virgen de la Covadonga, en la Iglesia del Carmen y clausura a dicha Patrona en la del Cristo. Ofrece además conversatorios sobre la emigración, y proyección de documentales referentes al terruño en la sede de la Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba (FAAC). No faltará la acostumbrada visita al Hogar de Ancianos Santovenia en el Cerro.

Lamentablemente este año no pude participar por situaciones de carácter personal, como lo hice anteriormente en compañía de mi esposa, pero eso no es obstáculo para dejar que desfilen por mi mente tantos recuerdos imborrables:

Mi padre era un asturiano de pura cepa, esos de fabada, patatas en cachelos, y sidra escanciada.

De él heredé mi segundo nombre, Pascasio, que a muchos tal vez cause risa, pero a mi una permanente veneración. Llegó a Cuba junto a miles de aldeanos en la cresta de aquella ola migratoria a comienzos del siglo XX, y aportó su buena cuota de sudores proletarios al desarrollo del país, a diferencia de aquellos “indianos” que más afortunados, pudieron regresar en coche a la Madre Patria bien “forrados” para soportar el crudo invierno cantábrico.

Él no pudo hacerlo como otros muchos de a pie que, como él, iban canturreando por la verada tropical de esta Cubita Bella. Se “aplatanaron”, se enamoraron, y echaron raíces aquí. Uno de esos tubérculos fui yo.

Pero ausencia no quiere decir olvido, y desde pequeño Paco –apelativo que le gustaba más-- me inculcó el cariño por aquella España aldeana, noble, principesca, y a la vez republicana; aunque su añorado ¡NO PASARÁN! pasara al olvido de quienes dejaron pasar el fascismo de la península, a buena parte de Europa, y por poquito al mundo entero durante la Segunda Guerra Mundial.

Esos vínculos se mantuvieron aún tras su fallecimiento en un inolvidable 31 de diciembre de 1944. Comenzaba el año más triste para nosotros, pero el dolor se sintió a ambos lados del océano. Eso lo pude comprobar cincuenta años más tarde cuando los primos de Grandas de Salime, a orillas del río Navia me convidaron a participar durante un mes en la “Operación Añoranza” que contaba con el apoyo de las autonomías respectivas.

Esa visita en el verano de 1995 quedó reflejada en la entrevista que reproducimos a continuación:

El envejecimiento rural de España ya era palpable entonces y la mayoría de mis primos habían emigrado a lugares menos agrestes, fundamentalmente a Gijón.

Por eso no era de extrañar que la próxima invitación se extendiese hasta el suelo natal de Gaspar Melchor de Jovellanos, y que el teatro del mismo nombre fuera en esos momentos sede del XIX Salón Internacional de Historietas. Su presidente, Faustino Rodríguez Arbesú, enterado por la prensa de mi presencia, me invitó al acto.

La información correspondiente al evento da cuenta de dicha inaguración, cuyas palabras de apertura estuvieron a cargo del entonces alcalde de Gijón, Don Vicente Álvarez Areces, a quien conocíamos de Cuba durante el hermanamiento en 1990 de ambas ciudades. Participé en el acto celebrado en el Capitolio Nacional, y como constancia de ello, él se había llevado la caricatura personal que le hice “in situ”.

Tini –como cariñosamente le llaman allá sus allegados—tiene buena memoria, y al acordarse de aquello, me solicitó un nuevo apunte; y en un aparte del acto en el teatro lo complací solícito. Pero aquí no habían terminado las sorpresas: Entre las personalidades internacionales presentes estaba el maestro del cómic Will Eisner, autor del mítico personaje “The Spirit”, el preferido durante mis adicciones infantiles a las páginas dominicales de los muñequitos norteamericanos en colores.

Pues bien, si alegre me puse yo, más aún lo hizo el octogenario norteamericano autor de tantas aventuras del enmascarado héroe neoyorquino, pues en noviembre de 1991, ambos estuvimos invitados a la Primera Bienal de Historias em Quadriños de Río de Janeiro, y no pudimos conocernos personalmente, pues yo llegué un par de días más tarde, y él, --presente en la inauguración--, tuvo que marcharse por compromisos urgentes de trabajo. En esta nueva oportunidad hicimos un brindis con bocetos realizados al momento. Esta es una copia del original del que me hizo Eisner, y me imagino que el apunte mío esté entre sus recuerdos personales, tan celosamente guardados por su viuda Ann, también presente en aquel encuentro. Diez años más tarde regresé al terruño, y si sorprendente fue lo ocurrido en mi visita anterior, imagínense el asombro al recibir de manos del propio Tino, un ejemplar firmado de su antológico libro “La Historieta Asturiana” donde en el capítulo seis titulado “Sangre Astur” le dedica varias páginas a la obra de mi hijo--del mismo nombre y apellido--, y mía, entre tantas personalidades del cómic internacional.

¿Habrá o no razones suficientes para que este humilde servidor celebre en compañía de sus seres queridos la Semana de la Cultura Asturiana en Cuba? Claro que sí, sobre todo porque siempre lo hice en compañía de mi esposa y junto cantamos aquello de…

“Asturias patria querida,

Asturias de mis amores….

Quien pudiera estar en Asturias

en todas las ocasiones…”

15 jul 2010

EN TIERRA Y MAR.

…“Alto Cedro voy para Marcané,
Luego a Cueto, voy para Mayarí”…
¿Quién no recuerda esa melodía? Claro, es de la autoría de Compay Segundo, tan inmortal como “El manisero” de Moisés Simons, o la “Guantanamera” de Joseíto Fernández.
Pues bien, comenzamos con música para recordar pasajes de mi vida relacionados con esa encantadora región oriental.
En estos tiempos en que tanto se habla de economía sustentable, agricultura suburbana, abono orgánico, repoblación forestal y otras ventajas de la ciencia y la técnica en función del desarrollo, vienen a mi mente las aventuras que me toco protagonizar en el verano de 1965.
Quiso el destino, --tanto como decir, la dirección del semanario PALANTE--, que el compañero Juan Ángel Cardi y yo, fuéramos designados para cubrir las actividades productivas de la delegación de jóvenes ejemplares seleccionados para asistir después al IX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes a celebrarse en Argelia.
Yo había estado dos años antes en Mayarí Abajo cuando quedó sumergido por las impetuosas aguas del río homónimo, como consecuencias del ciclón Flora. Ahora iba a Mayarí Arriba con otro ciclón, pero de jóvenes ejemplares. El objetivo: Emular con la tierra del mejor tabaco del mundo, --Hoyo de Monterrey--, llenando de hoyos la encarnada meseta del norte oriental, y dejarla como un queso gruyere, donde los Pinos Nuevos de la Delegación sembrarían los del futuro.
“La Carga de los 600”, aquella película bélica de ficción iba a quedar chiquita con “la Carga de los 900” jóvenes paradigmáticos de nuestra sociedad. Pero la tarea pintaba fea desde sus inicios, pues para acceder al campamento había que transitar por “la loma de la bandera”, un camino tan estrecho que solo cabía un vehículo, y de doble tracción para más dificultad. El chofer tenía que portar una bandera roja, señal de que no venía nada en sentido inverso porque de lo contrario podía perder el sentido, el transporte, y hasta la vida en el intento.
Con un promedio de unas 500 siembras de pinitos diarias, se acababa la jornada hecho aserrín de pinotea.
Mi misión consistía en alegrarlos y promover en forma humorística algunos mensajes como aquel cartel que pinté: “No bote el cabito en el bosque: Un incendio siempre puede evitarse”. O este otro: “Sembramos posturas de pino, no de gallinas: En el surco no se habla”.
Mientras esto ocurría, el evento argelino corría el riesgo de suspenderse por situaciones políticas internas en el país sede, y el propio Cardi así lo describía: “Hubo un brillo de malicia en los ojos verdosos de la envidia extranjera y doméstica… Hicieron sus conjeturas y se equivocaron por partida doble…” A continuación le respondieron del bando mafioso al humorista: --Buenísimo, ahora no van a ir a ninguna parte, seguro lo arreglan todo con un viajecito del INIT a Varadero.
Así andaban las cosas cuando en la edición del primero de julio de ese año abordé el tema en la portada del semanario utilizando la consigna que esgrimían los atletas cubanos desde el mismo triunfo de la Revolución L.P.V. (Listos Para Vencer), y si se fijan bien en la mochila del brigadista, una pegatina respondía a los malpensados: “Vía donde sea”.
Esta versión gráfico-humorística de la panorámica mayaricera se produjo al regreso, en las páginas del propio semanario, cuando ya se sabía de la suspensión del evento y el destino final que tendrían los novecientos jóvenes ejemplares cubanos.
Desde la llegada al campamento notamos que las condiciones ambientales no nos permitían llevar a cabo nuestro objetivo: La publicación mimeografiada de “El Pino Macho” Órgano Forestal de la Delegación Ejemplar al IX Festival; una hoja volante diaria con caricaturas y textos humorísticos para disfrute interno de los movilizados--.
Por suerte la presencia en el lugar del maestro Caíñas Sierra, y sus valiosas orientaciones, permitió la salida del boletín humorístico por la radio-base local. Fue mi involuntario debut radiofónico: Solté el lápiz, agarré el micrófono y parece que lo hice bastante bien, como más adelante les contaré.
Tras la jornada productiva en Oriente, se anunció el destino: Era un viaje de estímulo en un antiguo buque hospital de la Segunda Guerra Mundial, convertido ahora por la flota de la URSS en transporte de becados y otras delegaciones.
Tras doce días de navegación cruzando el Atlántico, el “Gruzia” --(Amistad)
entre nosotros--, penetró la niebla del Estrecho de Gibraltar y tras varios días por el Mediterráneo nos acercaron al Estrecho de los Dardanelos, que atravesamos en una soleada mañana turca.
El buque hizo escala en varias ciudades búlgaras que nos permitió caminar por las calles de Varna, y Sofia, y las arenas de oro del litoral balcánico bajo un sol fuerte, pero incapaz de calentar las azules aguas del Mar Negro. Días después continuamos viaje por él hasta la parte rusa y así visitar a Sochi, Sujumi y la histórica Odesa, donde imaginamos una vez más ver el descenso de aquel cochecito bajo las balas zaristas del “Acorazado Potiemkin”.
Seguidamente ofrezco un fragmento del trabajo que realicé para PALANTE como enviado especial…
Fue también mi primer crucero al frente de una estación de radio. Ya que apenas perdida la imagen del Morro habanero, las musas mareadas se negaron a salir del tintero, y la experiencia de “El Pino Macho”, me embulló a reciclar un nuevo espacio a bordo: “Radio Mareo”.
Debo confesar que gracias a contar con la colaboración de los enviados especiales de la llamada “prensa seria” cubana pude acometer jocosamente esa tarea. Vaya pues mi reconocimiento a Susana Lee, Reinaldo Peñalver, Juan Carlos Santos y Mirtha Rodríguez Calderón entre otros colegas que se me pierden en las turbulentas aguas del olvido.
Fue una aventura de más de treinta días-náuticos entre el Verde Caimán y el Mar N
egro, llena de emociones marinas imposibles de describir en detalle, y muchos de sus participantes recordarán, por ejemplo la guitarra insomne de Cotán en noches de plenilunio, el entusiasmo del “Héroe de Playa Girón” Fausto Díaz, al volante de su inquieta silla de ruedas, y un “Caballo de Mayaguara” inmenso en su sobriedad, entre cientos de ejemplos que harían interminable este recuento.
Con sólo decirles que la inmediatez del noti-diario permitió descubrir asaltos nocturnos a las literas con el propósito de embetunar sueños profundos, o empolvar los ronquidos de ciertas pesadillas; se difundieron con exactitud partes meteorológicos reportados por el propio capitán del navío
para esquivar ciclones extraviados; divulgación de la cultura, historia, costumbres, e idiomas de los países a visitar que nos evitaron muchas penas en tierra firme; advertencias de todo tipo para evitar accidentes a bordo, sobre todo, que un incendio siempre puede evitarse si se fuma en la popa y con aire a favor.
A tal punto llegó la eficacia de nuestros mensajes que en cierta ocasión fui víctima de una broma: Alguien o álguienes me secuestraron para evitar que en la transmisión de la tarde, denunciara a los autores que, --para demostrar su poder--
habían requisado nueve juegos de dominó, causando malestar a bordo. Claro, todo ello de mentiritas, para combatir ese “gorrión” que siempre volaba por encima de nuestras cabezas junto al barco.
Me pasé con ficha pero, como sólo se trataba de un alarde de fuerza, mis captores decidieron dejarme en libertad horas después, y con mi persona aparecieron también las fichas escamoteadas. Más nunca he tomado un micrófono en la mano, a no ser para responder las preguntas de algún colega, cuando insisten en entrevistarme. Aunque añoro aquellas juveniles aventuras radio-marineras del “Gruzia”.