Comienzo con el descubrimiento mismo, porque no tenemos testimonios anteriores de los siboneyes ni los taínos: Cristóbal Colón, ya el 21 de octubre de 1492, por primera vez se refiere a Cuba al salir de una de las islas de las Bahamas, tres días antes de calificarla como “…La Tierra más fermosa que ojos humanos han visto…”
Copia textual del libro: “…y después partir para otra isla grande mucho, que creo debe ser Cipango, según las señas que me dan estos indios que yo traigo, a la cual ellos llaman Coiba…” Dos días más tarde escribe correctamente Cuba, sin embargo el 5 de diciembre de ese mismo año cambia para Juana, como guataquería hacia el príncipe de Castiilla, hijo de los Reyes Católicos. Colón murió el 20 de mayo de 1506 asegurando que había llegado a Cipango, a pesar de las pruebas presentadas por Juan de la Cosa. Cosa que resultó imposible; pero si de coba se tratara habría que darle el premio de auto-bombo al propio monarca Don Fernando quien por Real Cédula del 28 de febrero de 1515 la bautizó como Fernandina.
El primer censo poblacional de San Cristóbal de La Habana bajo el gobierno de don Luis de las Casas daba 51,307 habitantes entre vecinos, según fueran residentes permanentes, tuvieran hacienda y familia; moradores, aspirantes a serlo; o ESTANTES, los que constituían la población flotante. Los datos recopilados por Emilio Roig de Leuchsering datan de 1791 hace exactamente 220 años. Sin embargo, la ciudad arribó al siglo XX con 242,055 habaneros, Hoy, La Habana no aguanta más.
En otro trabajo de esta entrega a nuestros vecinos del blog, hablamos de los ciclones en Cuba señalando al del 10 de octubre de 1846 como uno de los más destructivos. Lo que no aclaramos en él es que, el “Teatro Principal”, levantado en 1803 por el Marqués de Someruelos e inspirado en su homónimo de Madrid, fue víctima de las rachas huracanadas y se convirtió en “Lo que el viento se llevó”. Por suerte ya existía el “Teatro Tacón”.
Recuerden que en una entrada anterior les di un paseo en el primer tren que circuló en Cuba en noviembre de 1837, primero también en las posesiones coloniales de España, y séptimo en el mundo. Sin embargo, fue gracias a la gestión del Conde de Villanueva, y de la Real Orden firmada el 12 de octubre de 1834 que el proyecto se llevó a cabo. Lo cierto es que esta obra, monumental para los recursos de la época, se realizó con técnica norteamericana pero también con sudor esclavo. Solo en la parroquia del Cerro fueron enterrados 340 de ellos.
Hace 206 años, llegó a Cuba por primera vez el hielo. Fue en septiembre de 1805 a bordo del buque “Favorito” con un cargamento de 240 toneladas de peso; me imagino que esa piedra transparente que sudaba frío, haya causado estupor y que para el mes de octubre quedaran todavía muchos incrédulos. Otros tantos ni se enteraron, porque el hielo se derrite rápido, y las noticias entonces iban a caballo. Cinco años más tarde Federico Tudor, conocido como el “Rey del Hielo” obtuvo el monopolio de esa mercancía; a partir de entonces surgió la primera nevería la de Juan Antonio Montes. Junto con el hielo me imagino haya nacido el granizado. Lo que sí es cierto es que La Habana cambió a partir de entonces, surgieron a troche y moche establecimientos como “La Columnata Egipciana”, “Las Rejas Verdes”, “La Fuente de Ricla”, “La Bolsa” y “La Piña de Plata”, más tarde rebautizada como “El Floridita” (La cuna del daiquirí).
El primer periódico literario de La Habana fue fundado el domingo 24 de octubre de 1790. Su nombre EL PAPEL PERIÓDICO DE LA HAVANA por tanto este invento daría pie para el dato que viene a continuación: Lo primero que retrató el artista francés Antonio Razzonico en Cuba fue la Fuente de la India, y quedó constancia gracias a que la publicó en 1841 el ALBUM (Periódico de la Isla de Cuba Pintoresca).
Sin embargo, en esa época hubo otra foto mucho más significativa para nosotros y es la que se tomó el 8 de agosto de 1863 cuando se comenzaba la demolición de la muralla. En la placa aparece el Capitán General Domingo Dulce presenciando el acto. Una situación similar se produce en otro acto público 96 años después, cuando el Comandante Camilo Cienfuegos, mandarria en mano --el 10 de marzo de 1959--, también ejecuta el primer golpe al muro del pasado en el antiguo Campamento de Columbia, haciendo efectiva la promesa de Fidel: “…Convertiremos los cuarteles en escuelas...”
Coincidiendo con la fecha patria del 10 de octubre, se produce en 1922 la primera transmisión oficial de la radio en Cuba por la señal PWX de la Cuban Telephone Company, filial de la ITT yanqui. El locutor también oficial de la planta era Raúl P. Falcón a quien popularmente se le identificaba como “la voz de plata”. Para ser sincero el calificativo debió dársele con más propiedad al Presidente Zayas, quien inauguró la emisora con un mensaje al pueblo norteamericano leído en inglés. El chicharronazo de 500 watts emitido en una onda de 400 metros, seguro representó una buena cantidad del vil metal al mandatario.
Lo cierto es que Cuba ya tenía radio mes y medio antes, aunque de manera experimental: La pionera de todas las emisoras surgió el 22 de agosto de ese mismo año, la 2LC —(2 por ciudad de La Habana y LC por su creador, Luis Casas Romero)--, flautista compositor y director de bandas musicales--. La radioemisora abría poco antes de las nueve de la noche con un toque de atención dando comienzo a la transmisión seguido de un tic tac imitando el sonido del reloj con los dedos golpeando la trompeta, y a continuación se dejaba escuchar el cañonazo de las nueve disparado desde La Cabaña. El propio Casas Romero leía el parte del tiempo en lo que fue el nacimiento de nuestros noticiarios radiales. Luego se le adicionaron los resultados de los deportes que se celebraban en La Habana y los números musicales que presentaba su hija Zoila, resultando ser también la primera locutora cubana.
Cuba fue el primer país de América Latina que estableció la radio, la primera que implantó la costumbre de transmitir radionovelas, siendo mundialmente reconocido en esa especialidad el autor cubano Félix B. Caignet, y en consecuencia, ser un referente obligado en los actuales culebrones televisivos brasileños que tanto gustan.
Por todo ello: ¡Gracias octubre!
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