Durante
una mudada hace muy poco, tropecé con este recorte del diario GRANMA fechado el
23 de marzo de 1991. Se trata de la reseña durante una de las visitas que hiciera
a Cuba Regina Duarte, la famosísima actriz brasileña, quien había emocionado a
nuestro pueblo con la interpretación de la inolvidable Porcina, --mitad ángel,
mitad demonio--en la telenovela “Roque Santeiro”. Del dramaturgo
Días Gómez, donde compartió honores principales con Lima Duarte, en el papel también
emblemático del Señorito Malta.
En
la foto de Pedro Beruvides, se le hace entrega a “Porcina” la caricatura de su
co-protagonista, lamentándose de que haya venido a nuestro país sin él.
Tal
vez la colega Sahily Tabares, autora de la nota periodística, pueda ampliarnos
lo acontecido en aquella ocasión, pues yo—el feliz autor del dibujo-- no estuve
presente en aquel momento de la instantánea y me enteré al día siguiente, pero quedé
igualmente satisfecho de ello.
Lo
cierto es que la artista carioca en su visita, manifestó lo dicho en el
título--que Cuba era--y sigue siendo un ejemplo a seguir 22 años después; pero también
explicó la esencia de aquella serie televisiva en momentos en que la situación
político social del gigante suramericano distaba bastante de ahora, y gran
parte del éxito se debía, no sólo a la magnífica interpretación de los
personajes, sino porque con aquella parábola, satíricamente se abordaban algunos
de los problemas internos más candentes del país.
Toda
esta situación pude comprobarla en mi visita a Brasil en noviembre de ese mismo
año, al participar junto con el colega Orestes Suárez, en el Primer Festival de
Quadriños de Río de Janeiro.
Confieso
no ser muy amante de estos culebrones, que como un chicle se nos pegan por
semanas y meses al butacón de la sala hasta que el bueno vence al malo, no sin
antes amenazarnos con toneladas de lágrimas contenidas. Prefiero materiales
cortos y menos pegajosos, más ahora que en la senectud, los minutos cuentan y
la salud resta.
Fue
aquel, un dibujo hecho sin mayores pretensiones, tal vez con la rapidez del
repentista, pero con la misma intensidad con la que diariamente el caricaturista
aborda la noticia del momento: Como un relámpago, cuya luminosidad por lo
general aclara las tinieblas de la desinformación en tiempo real, cada día más vigente
en estas autopistas de la información y del terrorismo mediático.
Pongo
a mi familia por testigo de que el hallazgo de este recorte se ha producido
casualmente, coincidiendo con el anuncio de
la XVIII Bienal internacional del Humor de San Antonio de los Baños, a
inaugurarse el próximo 29 de marzo y compartir una vez más, alegrías, chistes,
comentarios, brindis con “ñuza”, saludar al “Tío Cabrera”, embarrándonos de
pintura en los murales colectivos o haciendo caricaturas instantáneas a los
presentes en el Boulevard, y :--¿por qué no?--aspirando a algún reconocimiento
que siempre es recibido con gran alegría.
Sin
desdeñar los diplomas, las estatuillas, las medallas y otros símbolos del
esfuerzo realizado, esa sonrisa de Regina Duarte que captó el fotógrafo de
GRANMA es el mejor premio que yo hubiese podido aspirar por mi trabajo. Es ese silencioso
aplauso de agradecimiento, que el actor recibe directamente de su público en el
teatro.
Tal
vez por esa misma tangible razón, los personajes humorísticos como Elpidio
Valdés, Cecilín y Coty, Pepino y Compañía, Capitán Plín,
El Loquito, Supertiñosa o Pucho, para poner solo unos
pocos ejemplos, tienen tanta popularidad y nunca mueren.
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