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8 oct 2011

EL AUTOR Y SU OBRA: GRIFFY Y ZIPPY

Mis queridos vecinos, en esta ocasión abordaremos uno de los casos más curiosos de la historiografía del comic norteamericano, y tal vez mundial; el de la pareja formada por Griffy y Zippy, pero vayamos por partes:

EL AUTOR: Bill Griffith, como se identifica en los medios, caricaturista nacido en Brooklyn, Nueva York, el 20 de enero de 1944, firma sus trabajos bajo el seudónimo de Griffy, pero su verdadera identidad responde a William Henry Jackson Griffith, nombre de pila que tomó de su bisabuelo, famoso fotógrafo del far west en el siglo diecinueve. Desde niño tuvo raras preferencias, pues se inclinó más por los comics surrealistas de Krazy Cat (La Gata Loca) creado por George Herriman y el caricaturesco detectfive Dick Tracy” de Chester Gould; que por los tradicionales superhéroes de la Marvel, o los edulcorados “ratones-patos” de Disney.

Debutó profesionalmente en el cómic en 1969, inspirado en su propio padre, con “Mr. Toad”, un sapo egocéntrico y autosuficiente. Como personaje secundario, aparecía el payaso Zippy, un fricky que con el tiempo logró independizarse desplazando al batracio paterno de la tira. En la década de los años 70 Bill Griffith se desplazó de la ciudad de los rascacielos hacia San Francisco, sumándose al movimiento underground inspirado por el legendario Robert Crumb. Un grupo de publicaciones alternativas que circulaban de forma “subterránea” en el entramado mediático oficial. El destape sexual, el pacifismo, la drogadicción como escape social, la sátira política y de costumbres fueron sus principales armas.

Es entonces, 1970, que Zippy debuta semanalmente en REAL PULP No. 1, y va escalando posiciones protagónicas en publicaciones locales como Pasquín, hasta pasar en 1984 a The Citizen de San Francisco. En 1990 el King Feature Syndicate adquiere los derechos reservados para publicar una tira diaria de “Zippy”. En la actualidad 200 periódicos reproducen su personaje en toda la nación.

LA OBRA:

Zippy, viene del término Zip, que en inglés significa zumbido instantáneo como el silbar de una bala, por tanto Zippy representa, la rapidez o la fuerza, que el propio autor bautiza como “El Enérgico”. En realidad Zippy es un payaso microcefálico, (pin head o cabeza de alfiler), rara enfermedad infantiloide mezclada con agilidad mental, o de “tiro rápido”, de ahí lo de Zippy.

En la tira cómica, su autor --de carne y hueso--, se autorretrata en el personaje Griffy, que interactúa con el protagonista --de papel--Zippy, en un diálogo permanente; utilizando ciertas muletillas populares como: “¿Nos estamos divirtiendo?” Esta singular característica le permitió a Griffith comentar la actualidad con diálogos incisivos, donde mezcla el surrealismo con la cotidianidad, algo que él definió como el inusitado estilo de historieta-reportaje.

Lo más extraordinario viene ahora: Griffy, desconocía que el verdadero Zippy existió en la realidad con sus mismos nombres, Guillermo Henry Jackson, y vino a descubrirlo por casualidad en 1975, cinco años después de creado el personaje de ficción. Aquí vemos una fotografía del payaso cuando actuaba como una rareza de circo para P:T: Barnum entre 1864 y 1926. También existía como antecedente el film de horror clásico que Tod Browning realizó en 1932 bajo el título de “Monstruos” donde aparece Zippy entre otros frickies tan insólitos como él.

El éxito que obtuvo con su personaje Zippy hizo de Bill Griffith un investigador de otros “freaks” que se exhibían como rarezas de circo. He aquí una muestra de Schlitzie una payasa nacida en Simon Metz (1892), quien actuó en dos películas: La mentada “Freaks” de 1932, y como la Princesa Betsy en “Meet Boston Blackie” (1941).El público la reconocía indistintamente como El Eslabón Perdido, La Mona, o El último de los Incas. Tenía buen carácter, pero cuando el público la molestaba formaba una soberana pataleta difícil de controlar. Actuó hasta 1969 y falleció un par de años después.

Lo que tal vez mis curiosos vecinos no sepan es que Griffy y Zippy estuvieron en Cuba durante dos semanas en 1994

La ficha personal de Bill Griffith, en internet describe así su visita: “…En octubre de 1994 Griffith recorrió Cuba durante dos semanas, viajando por un visado de intercambio cultural, uno de los únicos modos legales de burlar la prohibición de los Estados Unidos del comercio con aquella nación. Él llegó durante los días finales de un éxodo de masas, cuando miles aprovecharon la decisión de Castro de permitir la emigración por un tiempo limitado y dejaron la isla en balsas. Las observaciones detalladas de Griffith de la cultura cubana y política fueron publicadas en una serie de seis semanas de tiras durante los primeros meses de 1995. En las historietas, --en un estilo que Griffith ha llamado "cartoon-journalism"-- las originales observaciones de Zippy fueron combinadas con transcripciones textuales de conversaciones que Griffith había mantenido con varios cubanos, incluso artistas, funcionarios del gobierno, y una sacerdotisa de Yoruba…”

A partir de aquella visita a mi casa –tamales por medio—mantuvimos con Bill Griffirh una fraternal correspondencia, y me envió a vuelta de correos, el cuaderno de Zippy que tituló “Cuba uncovered” (1995), en él aparecen las tiras de marras, que se publicaron diariamente.

En la novena entrega, la pareja se adentra en una cueva sepultada por la nieve cerca del lago Tahoe, y según avanzan dentro de la caverna sienten como la temperatura se hace más cálida a los acordes de música salsa. De pronto aparece en el túnel un personaje cubano que los conduce hacia el exterior.

A partir de esa tira, en una parodia aduanal titulada “Nada que declarar” los encabezamientos están en español y ambos comienzan su aventura recorriendo en 38 propuestas todo nuestro país, hasta el capítulo “Sierra Nevada”, donde regresan al territorio norteamericano por un pueblo situado a 23 millas al sur de Peoria, Illinois, también llamado Havana.

Acostumbrados como estamos por experiencia, a desconfiar de todo lo que provenga del gobierno yanqui; si la autorización para que Bill Griffith realizara ese trabajo en Cuba, durante la llamada “crisis de los balseros”, tenía algún fin diversionista; el tiro les salió por la culata pues a partir de entonces, y fiel a su postura de otrora militante underground, el destacado humorista gráfico norteamericano siente aún más admiración y respeto por Cuba que antes.

Me enorgullezco pues de contar con la amistad de Griffy y Zippy.

20 ago 2011

SORPRESAS QUE DAN LOS HIJOS

El espacio·”Aventuras” de la televisión Cubana era el preferido de mis hijos allá por 1964, cuando se pasaban los episodios de “Robin Hood”; Paquito de siete años, era uno de los más entusiastas, y se inspiró en el personaje de los bosques de Sherwood, para plasmarlo en un simpático dibujo que mandé a grabar para utilizarlo en la invitación a la fiesta de su cumpleaños. Mi esposa guardó una de ellas como recuerdo, y ahora quiero compartir con ustedes, mis vecinos de siempre, esa primera sorpresa.
No era la primera vez que esto sucedía, en el trabajo titulado
CARICATURISTAS BAJO AMENAZA NUCLEAR, contamos una anécdota de ese mismo niño: Recuerdo que yo desconocía a fondo el desarrollo de sus aptitudes artísticas, y años más tarde, al terminar la enseñanza primaria, de pronto se me aparece con el título de ingreso a la Academia de Arte San Alejandro, adonde se había presentado por su cuenta. ¿Cómo es posible que eso hubiera ocurrido ante mis propios ojos sin darme cuenta? Así era de talentoso y discreto.
En otra ocasión cuando Ángela Davis vino a Cuba se le organizó en La Rampa una exposición de homenaje con retratos de artistas y diseñadores profesionales, --él, adolescente aún— presentó una obra con la técnica del puntillismo y la misma sorpresivamente fue seleccionada por la propia luchadora norteamericana para llevarla consigo a su país.

Por sus propios méritos académicos más tarde obtiene una beca para continuar sus estudios en Kiev (URSS), y estando allá, un buen día José Luis Posada, presidente del jurado del Concurso 13 de Marzo, organizado por la Universidad de La Habana me llama telefónicamente para felicitarme por haber obtenido el premio de grabado, a lo que le contesté incrédulo:
--¡Gallego, estás equivocado, yo soy autodidacta y jamás he grabado nada!
A lo que él me contestó con la sorna acostumbrada:
--¡Ya sabía yo que no podías ser tú, con un trabajo tan exquisito!
Ambos nos reímos como siempre y a continuación le aclaré que el aludido podía ser mi hijo que tenía mis propios nombres y apellidos.
El caso es que sus compañeros de estudios habían presentado obras suyas en dicho concurso sin su conocimiento. El premio consistía en una semana en Varadero y el único de la familia que no pudo disfrutarla fue precisamente su autor, que se hallaba en el extranjero.
En otra oportunidad su primera exposición personal titulada “Ciudad Antigua”, a la que asistió toda la tribu, fue inaugurada personalmente por Eusebio Leal en noviembre de 1989. Pero la cosa no quedó ahí, pues para sorpresa de todos, semanas después, el Historiador de la Ciudad dedicó uno de sus programas “Andar la Habana” de la televisión nacional, a reseñar la muestra.

En diciembre de 1985 se crea la por la UPEC la Editorial Pablo de la Torriente, que en sus colecciones periodísticas incluía el humorismo gráfico y la historieta.
Pues bien, en la Edición No. 2 de 1989 la revista PABLO publica una historieta de seis páginas titulada “El Último Caso del Inspector”, fechada en junio de ese mismo año, Se trataba de una historieta-homenaje al prematuramente desaparecido escritor, guionista y poeta Wichy Nogueras.

El trabajo consistía en narrar gráficamente la obra del mismo nombre sin ninguna otra apoyatura que la propia poesía de Wichy, y sin perder el suspense de un “thriller”. El trabajo había obtenido el primer premio de historieta dramática inédita del Concurso de Historietas “Fidel Morales”, del VIII Salón Nacional de Periodismo 26 de JULIO de ese año, así como el premio de la Editorial Pablo de la Torriente, en 1989.
El impacto causado en los amantes del cómic permeó también el criterio de los participantes del Primer Encuentro Iberoamericano de Historietas, entre los que estaban el maestro uruguayo-argentino Alberto Breccia, el editor vasco Ernesto Santolaya, y Dario Mogno, editor e investigador italiano. Ello se evidenció en una entrevista que hiciera la periodista Paquita Armas al maestro Breccia como colofón de su visita a nuestro país.

Avanzado el interrogatorio la entrevistadora dejó caer la pregunta clave sobre su valoración de la historieta cubana, y con toda la autoridad de su larga experiencia, Breccia respondió:
“Tiene atraso por falta de información; no creo que por falta de calidad… Con proyectos como éste del Primer Encuentro Iberoamericano de Historietas pienso que estarán en contacto con lo que se está haciendo en el mundo…”
A lo que la periodista insistió: --Sin compromiso… ¿Puede señalar algún autor? Y Breccia sin pensarlo mucho contestó: “…A vuelo de pájaro, no con un estudio profundo, pienso que la historieta de Francisco Blanco (hijo) sobre un poema, marca un hito… Es una puerta que se abrió…”
Amante de las flores y los animales, lector furibundo y genial adaptador al comic de obras de Borges, Poe, Rulfo, Lovecraft, Onetti, Carpentier y García Márquez, entre otros consagrados. Fundador de la Escuela Panamericana de Arte que dio lumbreras como José Muñoz y Alberto Durañona, y muchos más; quiso también crear un Instituto de Arte capaz de formar profesionales integrales pues incorporaba además clases de teatro, cine, y literatura.

De aquel primer encuentro celebrado en La Habana, surgió la necesidad de crear la Asociación Latinoamericana de Historietistas con sede en Cuba y a Alberto Breccia su Presidente de Honor. El ejecutivo lo formarían Manolo Pérez Alfaro, presidente ejecutivo; Francisco Blanco Hernández, vicepresidente ejecutivo; y los secretarios por países: Waldimiro de Castro Santos, de Brasil; Mario Lucioni, de Perú; y Ricardo Peláez, de México.
El desengaño ocurrido a Breccia al no materializarse su proyecto de un instituto Integral de Arte; ocurriría exactamente igual en Cuba como consecuencia de la crisis del llamado periodo especial que nos azotó desde ese mismo año. En 2003 nos enteramos del fallecimiento del maestro, y junto con él murieron también nuestros sueños y proyectos de una Asociación Latinoamericana de Historietistas.
Debo aclarar que si Paquito fue mi hijo sorpresa por todo lo contado hasta aquí, eso no quiere decir que los otros dos --Elsie y Darío-- no me hayan dado igualmente gratas satisfacciones como él. A mis ochenta noviembres puedo sentirme orgulloso de todas estas sorpresas que me han brindado hijos, nietos y biznietos.

19 dic 2010

LA AVENTURA: ANTES Y DESPUÉS DE SPIELBERG.

Cuando usted camina por las calles de La Habana en el mes de diciembre, y ve que en todos los cines hay tremendas colas, es que se está celebrando el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, aunque en verdad, se pasen películas de todos los continentes porque hay gustos para todos. Este año resulta excepcional al conmemorarse su XXXII edición y 50º. Aniversario del ICAIC. Yo que me considero cinéfilo desde la comedia silente de mi niñez, aprovecho esta oportunidad para expresar algo que siento de corazón.

Todo abuelo lleva su propio nieto por dentro. Tal vez eso explique mi adicción a los muñequitos en colores como se les decía por entonces, y a las películas de aventuras, desde aquellas matineés dominicales de los cines de barrio, cuando la televisión era sólo una quimera.

Por aquella época de Vitaphone y cintas en blanco y negro, todo nos lo tomábamos en serio, a tal punto que no podíamos explicarnos cómo aquellos fotingos de primera mitad del siglo XX, podían correr a esa velocidad supersónica, o ¿por qué al héroe, a pesar de todas las abruptas caídas, golpes y peripecias sufridos, nunca se le caía el sombrero? Hasta que ya adultos, descubrimos las maravillas de la cámara rápida y la utilización de un doble más calvo que una bola de billar. Sabíamos que nos engañaban, pero eso nos gustaba en una complicidad ingenua pero agradablemente emocionante.

Hace un par de años pude ver una de las últimas aventuras de Indiana Jones, “El misterio de la calavera de cristal”, en cuya oferta Spielberg nos propone más de lo mismo, con la diferencia de un Harrison Ford, tan viejo como su propio sombrero de fieltro, pátina que no pudieron salvar ni los efectos especiales. Con ello sus admiradores de entonces, nos vimos como en un espejo trucado, comprobando que calvos o canosos, ya no estamos para esos trotes, pues la imagen que rebota nos advierte que el tiempo no pasa por gusto…

Recordemos ese Hollywood del Star Sistem con príncipes azules cabalgando sobre blancos corceles para salvar a princesas, por lo general vírgenes de ojos verdes y espléndida cabellera rubia, donde los malos no eran solo malísimos, sádicos y asesinos, pieles rojas, negras, o amarillas, sino feos a matarse o contrahechos físicamente, y los buenos con algún defecto debían pasar primero por el departamento de reconstrucción facial para someterse a la cirugía plástica.

A mediados de la década del 80 del pasado milenio, la varita mágica de Steven Spielberg, tras demostrar en un primer intento que una rastra de 18 ruedas podía ser tan escalofriante en pantalla como Frankestein y después, que un Tiburón resultara más sangriento que el propio Drácula; continuó coqueteando con los clásicos, pero ahora, el mago de la pantalla –el del suspenso ya era Hitchcock- quiso quedar bien con unos y otros, logrando impregnarle belleza a un E.T. contrahecho, pero capaz de encender la llama del amor a todos por medio de un bondadoso dedo incandescente.

El éxito de taquilla lo embulló a crear nuevos federicos capitaneados por los Gremlins, y otros grotescos personajes. Personalmente pienso que eso cambió el concepto esquemático de lo bello-bueno, vs. lo feo-malo en el cine, en los cuentos infantiles, y en toda obra de ficción para niños y adultos hasta entonces.

¿Qué diremos entonces de la aventura por la aventura y del manipulado antagonismo entre el piel roja autóctono, pintarrajeado y ruin contra el cara-pálida bello y valiente? ¿Sobre que base estética nos imponían el canon de belleza foráneo? En realidad, los que inventaron aquello de escalpar y pagar por la cabellera ajena fueron los cara pálidas, no los pieles rojas.

Para imponer las premisas del colonialismo en África había que idealizar al prototipo de la metrópoli, lleno de buenas virtudes y escaso de ropa. De ahí surge el grito de Tarzán convocando a las “fieras autóctonas” contra las “tribus salvajes”.

A partir del primer Indiana Jones que fustigó la pantalla con su látigo cascabelero, más nunca fue creíble el héroe de ficción serio y buena gente, representado como un semi-dios griego, sino una caricatura de nosotros mismos, con limitaciones y defectos, venciendo nuestros propios miedos.

Independientemente de los criterios publicitarios y mercantiles de quienes sólo miden sus éxitos por los millones recaudados y lo catalogan como el Rey Midas de Hollywood, Lo cierto es que, Spielberg es un verdadero innovador, un desmitificador en toda la extensión de la palabra. Por ello, en mi opinión, la aventura en el cine sólo puede analizarse como antes y después de Spielberg.

En los primeros días de noviembre de 2002, invitado por el ICAIC, dicho autor nos visitó en compañía de su esposa la actriz Kate Capshaw y del fotógrafo James Kamiski. Entre las hazañas que protagonizó en nuestra capital está la foto que se tomó junto a la estatua del Caballero de París, para demostrar su parecido con nuestro popular personaje.

No sé de qué hablarían, pero recuerdo la noticia que circuló por entonces de su entrevista de ocho horas con nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro. En declaraciones a la prensa se refirió a su admiración por el cine cubano¸ así como la decisión de viajar a Cuba para encontrarse con nuestra rica cultura y comprendernos mejor.

Han pasado ocho años, Tras aquel encuentro, hemos podido apreciar en la pantalla otros proyectos más humanos y solidarios, a la manera de aquel antológico “Color Púrpura” con Danny Glover y Woopy Goldberg. Esto ocurrió el 25 de marzo de 2010, con motivo de celebrarse el Día Mundial del Recuerdo a las Víctimas de la Esclavitud y de la Trata Trasatlántica, cuando arribó a nuestro país la goleta ”Amistad” protagonista de su película homónima proyectada ese mismo día por la televisión cubana.

Mientras tanto, en la bahía de Matanzas, dos días antes y a escasos metros del Museo de la Ruta del Esclavo en el Castillo de San Severino, dicha nave hacía acto de presencia en recordación al primer acto de rebeldía en Cuba, exactamente 500 años atrás.

Eran muchas coincidencias en una sola visita, por eso quedarán en el recuerdo, las palabras del presidente de la UNEAC, el etnólogo Miguel Barnet, al considerar el impacto cultural de dicho acontecimiento y el gesto de hermandad de la tripulación de la nave “Amistad” haciendo causa común con su nombre, para poner otro granito de arena contra el bloqueo que nos tiene impuesto su propio país desde hace más de medio siglo.

Por todo ello, y por lo dicho anteriormente, aquí va un modesto tributo a Steven Spielberg: Mi última caricatura personal suya, sin levantar el lápiz.

29 ene 2010

VISITA QUE NOS ENORGULLECE.

A partir de mediados del pasado mes nos visitó una entusiasta delegación de seis caricaturistas norteamericanos, presididos por la viuda de Charles Schultz, afamado autor de los personajes Charles Brown, Lucy, Linus y Snoopy, siendo este último, el más popular entre nosotros.Su apretada agenda incluyó una visita a la redacción de PALANTE, siendo recibidos por el personal de plantilla y sus colaboradores. En la emotiva velada se intercambiaron criterios y obsequios como el que se muestra a continuación: La entrega de un ejemplar del libro “La Leyenda que Camina” a Jean Schultz, quien solicitó le fuera autografiado por sus autores. La propia directora de la publicación Mercedes Ascano se encargó de reportar el encuentro para el sitio “Cubaperiodistas” http://www.cubaperiodistas.cu/noticias/enero10/19/03.htm
Los colegas no quisieron despedirse de Cuba sin una visita a la “Bodeguita del Medio” y retratarse bajo la sombra del Gordo y el Flaco, en compañía de su autor, Menda. Allí, vísperas de su partida, nos unimos como mejor pudimos para dejar un recuerdo de ese momento inolvidable para mí. Por suerte cupimos todos.