Hace
apenas unos días exactamente el pasado
10 de mayo falleció en nuestra capital, el
periodista Alberto Pozo, acucioso investigador y especializado en el periodismo
de opinión, nada menos que en el delicado, complejo, y cambiante espectro de
nuestra economía.
Con
todo el respeto que me siempre me mereció, pero también con el mismo cariño que
nos prodigábamos, me tomé la libertad de titular esta semblanza “La
profundidad
de Pozo”. No me arrepiento del símil. Así lo recuerdo, y no de otra
manera desearía hacerlo, pues abordaba
los temas con tal calado y mesura que aún están
vivos en mi memoria.
Pero
dejemos que alguien más autorizado que yo: Su actual heredero en las páginas
dedicadas a temas económicos y
financieros de la revista BOHEMIA, Ariel Terrero, nos lo describa en su
reciente trabajo del 15 del pasado junio titulado “Cuentas Claras”.
“…Desde los años 60 defendió en esta revista, a la que entregó buena parte de su vida profesional, temas muy vigentes hoy, como el ahorro, la sustitución de importaciones, la calidad, y la cultura comercial.
“…Desde los años 60 defendió en esta revista, a la que entregó buena parte de su vida profesional, temas muy vigentes hoy, como el ahorro, la sustitución de importaciones, la calidad, y la cultura comercial.
Con creatividad en los
recursos periodísticos, y una humildad tan grande como su sabiduría, Pozo
desplegó esa labor al frente de Bohemia
Económica y en la columna personal Criterios. También enjuició
aristas del comercio, la gastronomía y los productos Hecho en Cuba en un
popular espacio televisivo de la Revista de la Mañana, entre otros
medios. (…) Una falla observada por Pozo hace 30 años --BOHEMIA, 30 de agosto
de 1982—debilita todavía hoy cualquier intento de reordenar el comercio; la
ausencia de un sistema de información orientado al consumidor, que lo guíe en
un mercado ahora cambiante, cada vez más
complejo, y que aporte a las cadenas de tiendas elementos para conocer las
necesidades reales de sus clientes. (…) Méritos le sobraban a este sereno
polemista para recibir en 1999 la máxima distinción de los periodistas cubanos,
el Premio José Martí por la obra de la vida…”
En
los últimos años, jubilado igual que yo del sector, pero no retirado de nuestra
pasión periodística, coincidimos en un lindo proyecto auspiciado por la Unión
de Periodistas de Cuba: El grupo asesor que aporta sus experiencias y
conocimientos a las nuevas hornadas de comunicadores en los medios.
Tenemos
un órgano de divulgación, el boletín LA ESPONJA, --juro que, aunque parezca
humorístico, yo no tuve nada que ver con el bautizo--. Y a partir de hace unos
tres años aproximadamente, me encargaron
las ilustraciones de una serie de viñetas históricas relacionadas con las
nacionalidades que intervinieron en la formación del pueblo cubano, su autor
era nada menos que Alberto Pozo.
Para
mi el encargo de la UPEC constituía
un honor y un privilegio.
Compartir la sección con un coetáneo—así nos reconocíamos en el grupo—de tal
envergadura.
Fueron
entre doce y veinte caricaturas. (Las viñetas costumbristas en colores que
acompañan este trabajo, son precisamente algunas de las ilustraciones que
realizamos para esas últimas incursiones del investigador Albero Pozo en
nuestras raíces históricas. Espero que sean de vuestro agrado.)
Lamentablemente
en lo que va de este año 2012, su estado de salud interrumpió las entregas, por
lo cual no me brindó la oportunidad de continuar colaborando con su apreciada
saga, y de igual forma me informan de otros proyectos editoriales suyos.
Por
todas estas razones, y muchos otros merecimientos obtenidos en su extensa y
destacada carrera profesional, pero sobre todo por su humanismo, modestia y
lealtad, el colega Alberto Pozo merece el respeto y la consideración de todo
nuestro pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario