
A veces sin proponérselo uno encuentra cada sorpresa que para qué contar. Con frecuencia recorro las páginas de mi incompleta colección de la revista SIGNOS, pues Feijoó siempre me depara alguna maravilla.
En
el número septiembre-diciembre, 1980 leo: “…Dueñas nos envía una breve serie inédita
de sus humorosos célebres presos. Nos avisa que el primer preso no tenía aún la
bola,--de hierro encadenado, digo yo-- que apareció en EL SABLE. (agosto de 1967) Después,
con bola siguió publicándose en BOHEMIA (Década del 1969-70) en la cual
salieron alrededor de cien presos dueñísticos…”
He
aquí algunos de ellos:
Un
año antes, en el propio SIGNOS (enero-agosto,1979) nos anunciaba una especie de
concursuelo honorífico de portadas para la revista, entre ellas estas dos,
--una firmada por R.F.Retamar y la otra por el citado Dueñas,-- ahora
proponiendo a un nuevo personaje débil-visual pero con tremenda luz larga.
Por
aquella época, al primero de esos personajes humorísticos tras las rejas, BOHEMIA
le dio libertad condicional, para comenzar con el segundo, que adoptó el
seudónimo de “No-Pilla”.


Afortunadamente
para mí y los lectores de la revista, “No-Pilla” padeció esa enfermedad
durante 14 años en su páginas porque aún no contábamos con la Operación
Milagro, ni la cirugía de mínimo acceso
Aparte
de estas identificaciones con el colega-caricaturista, también lo recordaba de
vista por las actividades que celebraba en sus salones del Prado, la Federación
de Asociaciones Asturianas de Cuba, compartiendo charlas y cotorreos etílicos
con el historiador, periodista y podólogo Rolando Aniceto.
Sin
embargo, tuve que esperar hasta 1999 para que en el libro de éste último “Primeros
en La Habana” publicado por Ediciones Nave de Papel, Quintana Roo,
encontrarlos reunidos de nuevo, pero en otras circunstancias.
En
el capitulo titulado “Primer Pintor” Aniceto lo comienza
de la forma siguiente:
“…José
Nicolás de la Escalera, ése fue el primer pintor conocido de La Habana y de
Cuba. (…) Así me respondió el pintor y caricaturista Manuel de Dueñas. --Toma
nota que te voy a hablar de Escalera y su obra--. (…) Son muy pocos los datos
que han llegado de este primer pintor, sabemos que vivió entre 1734 y 1804. (…)
Lo más importante A este artista se debe la primera obra plástica cubana en que
aparece la representación de un hombre negro. (…) A mediados del siglo XVIII,
un esclavo curó las dolencias de su amo con aguas medicinales del manantial de
Santa María del Rosario, feudo de la familia Bayona. (…) En agradecimiento el
hacendado se hizo pintar por Escalona, en unión de su familia y del esclavo.
Este lienzo se utilizó como una de las pechinas de la Iglesia de Santa María
del Rosario, conocida como la Catedral de los Campos…”
El
interpelado reveló otras informaciones al autor del libro sobre los distintos lugares
en que pueden encontrarse expuestas algunas de sus poquísimas obras, pero de
inmediato agrega una curiosidad:
“…Si
vas a escribir sobre el primer pintor cubano, creo que debes decir algo también
de nuestro primer pintor de importancia: Vicente Escobar. (ambos
afrodescendientes). De él se dijo que nació negro y murió blanco. (…) Creo que Cirilo
Villaverde escribe sobre él en su “Cecilia Valdés. (…) El hecho de mencionarlo
en la novela nos da la sólida reputación de que gozaba este pintor en la
sociedad de su tiempo. Se ha dicho que Escobar pintaba a las personas de
memoria y que le bastaba verlas una sola vez. De esta forma pintó a varios
Capitanes Generales que pasaron por La Habana.(…) Su arte le permitió destacarse
sobre la población de los llamados pardos libres de los que procedía. (...)
Llegó a tener esclavos y se dice que fue el primer pintor cubano en viajar al
extranjero y fue alumno de la Academia de San Fernando en Madrid. (…) Él
conoció una época de desarrollo económico en el país y de la acelerada
prosperidad de la burguesía criolla enriquecida con el ingenio y el cafetal…”
La
fluída exposición fue interrumpida por Aniceto quien agrega:
“…Ahora recuerdo haber visto algunos cuadros de Escobar en el Museo Nacional de Bellas Artes. ¿Recuerdas la fecha en que nació?
“…Ahora recuerdo haber visto algunos cuadros de Escobar en el Museo Nacional de Bellas Artes. ¿Recuerdas la fecha en que nació?
--El
cinco de abril de 1762. Responde de inmediato Dueñas y
finaliza la entrevista agregando que falleció en la capital cubana en 1833, a
la edad de 71 años, víctima del cólera. En cuanto al rumor de que nació negro y
murió blanco, agrega:
“…Resulta
que al morir, por estar casado con mujer blanca y ser pintor de la Real
Cámara—como lo fue Goya--su defunción se inscribe en el Libro de Blancos...”
Tras
la lectura de estos datos, yo me pregunto: ¿Quién es más historiador, si el conocido
Rolando Aniceto o el autor de No-Pilla? El primero de ellos gentilmente me
facilita el teléfono del segundo, y tras breve presentación comienza el
interrogatorio telefónico:
--Dueñas,
te llama Blanquito el caricaturista. Tengo 81 años y se me dificulta
trasladarme hacia allá, por lo que te ruego me respondas algunas preguntas por
esta vía.
--Sí,
recuerdo haberte conocido, y te comprendo, porque si con 81 años tienes ese
problema. ¡Qué diré yo con 83!
--De
tu obra humorística, tengo suficiente información, pero esta nueva faceta tuya
de historiador me sorprende.
--Pues
no debía asombrarte, durante años colaboré con la sección “Perfilitos plásticos”
en la revista BOHEMIA, de ahí que mis dos personajes caricaturescos, fueran conocidos y publicados
en la propia revista.
Sin
embargo, mi supina ignorancia aún tenía dudas, pues de esos dos pioneros--ni de
José Nicolás de la Escalera, ni de Vicente Escobar--se habla en la bien
documentada y voluminosa obra “La
pintura y la escultura en Cuba” Impresa en nuestro país y publicada
en tres idiomas como homenaje al 50º. Aniversario de la República (1902.1952). 

Tal
vez la omisión se deba al enfoque que en la obra se realiza a partir de la
fundación de la Academia de Artes Plásticas “San Alejandro” en enero 11 de
1818, con un amplio despliegue a la obra de su fundador y primer director Juan
Bautista Vermay; y las gestiones para su creación que corrieron a cargo de la
Real Sociedad Económica de Amigos del País, destacando la importante labor
docente y académica de la institución a lo largo de estos cerca de doscientos
años.
Desprejuiciado
de toda sutileza acudí a otras fuentes, y en mi ayuda acudieron algunos colegas
y críticos que habían escrito en la prensa sobre estos pintores.
Por
ejemplo. Luis Hernández Serrano, apoyándose en la entrevista al historiador de
Santa María del Rosario Rogelio Hernández Pérez, bajo el título de “El
renacer de la Santa María” había publicado en
JUVENTUD REBELDE (3-2-2002), una simpática anécdota de la caída que sufrió el Obispo
de Espada en 1804 al bajar del coche en una visita que hiciera a la fabulosa
iglesia que él, deslumbrado, bautizó como “Catedral de los Campos de Cuba” y de
la cual elogiara las cuatro pechinas de su cúpula, obra de José Nicolás de la
Escalera.

Recordaba
también el análisis hecho años atrás por Loló de la Torriente para BOHEMIA
titulado “El trazo pictórico indígena y la expresión colonial” donde se refiere al inicio de la escuela de pintura
española en nuestro continente, y dice:
“…
Estéticamente surgió bajo la influencia flamenco-italiana. Hay descuido en los
tratamientos, contornos duros, dibujo indeciso, otros sin energía, y figuras
vagamente destacadas en los claro-oscuros, sin luz, secos, y a ratos
desvanecidos. Así los dibujos del primer artesano-decorador cubano (José Nicolás
de la Escalera, fines del siglo XVIII y comienzos del XIX), o los retablos muy
antiguos de la Iglesia de San Juan de los Remedios, y la galería que nos legó
Vicente Escobar…”
Por
fin hemos dado con la clave: No se trata de algún epíteto peyorativo ni
discriminatorio, es el análisis de una manifestación cultural aún balbuceante, que
recibió elogios, pero --según los críticos—no pasaba de ser artesanía-decorativa.
He
aquí un buen tema para los estudiosos e investigadores.
¿Cuál era el nombre completo del caricaturista que firmo las caricaturas de No-Pilla?
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