De que la televisión es el entretenimiento básico del hogar, no cabe la menor duda; con cuatro canales y algunos con programación las 24 horas del día para todas las edades y preferencias. Pero hay gustos que merecen palos, sobre todo los de aquellos que no prestan atención, o tergiversan todo lo que ven en la pequeña pantalla.
Los hipoacúsicos están perfectamente justificados, pero me refiero a esos que siempre lo preguntan todo, para bajarse con cada una que para qué les cuento.
Sin más, aquí va una mini-encuesta que hicimos recientemente entre algunos de esos despistados.
--¿Dígame compañero Canuto, cuál es su programa favorito?
--Usted verá, yo soy muy glotón, antes veía a diario Cochina al Minuto, pero ahora pongo los sábados al medio día Sin sabor y por las noches Cinemanteca de Cuba.
--Hummm. Respuesta muy apetitosa… A propósito de la programación cinematográfica: ¿Qué le parece?
--¡Muy buena! Sobre todo La Séptima puerca, Cine de Avestruces, Histeria del cine esa que se filma en Galiano. Antes de la medianoche pongo La película del sábalo, y los domingos veo De cierta manguera
--¿No le gustan los espacios humorísticos?
--¡Ah! En eso soy tremendo fantástico. No me pierdo uno.
--Fantástico no mi amigo, fanático.
--No, eso es ahora que empezó la pelota; --yo no me refiero a los aficionados--, sino a los cómicos. Por ejemplo: Vivir del Puerco, El secreto club de la negrona escondida, o Deja que yo te encuentre.
--Mire, creo que por este camino no nos entendemos. A ver Ya quedé satisfecho con usted… Hasta aquí compañero… Muchas gracias… A ver usted señora: Enumérelos por su cuenta.
--Uno, dos, tres,…
--No, que me diga los que más le gustan de cualquier género.
--Bueno, ya caigo, Universidad para Toros es muy instructiva, De taza en taza con Raqueita; el musical A Pelo; Seriales como Huevos, Caños, Mundo trágico, Dificilísimo, Para beber mañana, Escriba y mea, y el de los mosquitos, Sin yegua. O ese con los consejos del profesor sicópata Vale la Peña. En fin musicales como De la gran Encuera, Palmas y coñas, o Canta sinmigo.
--¿Otros espacios?
--Antes veía La Comedia Siguiente, o Tía Pata cuenta cuentos. Ahora a veces me pego con los niños a ver El Elefante y la oruga, Sopa de palancas o los Dibujos arrimados, pero no me gusta El Conde Espátula, porque mete miedo.
--Pero…. No, no se vaya… Siga…siga preguntando.
--Deje, compañera, muchas gracias. Con eso me basta.
LOS FUNDADORES INCÓGNITOS DE PALANTE.
Si se fijan bien, se darán cuenta que habitualmente el caricaturista firmaba, y todavía lo hace, con un sobrenombre como Gustavo Prado (Pitín), (Tico), el hermano de Felo Díaz; Antonio Mariño (Ñico), o Santiago Armada (Chago).
A veces con su nombre, su apellido, o una combinación de ambos como en el caso de José Cruz Montano (Pecruz), o Hernández Cárdenas (Her-Car) Así tenemos a Blanco –el burro siempre delante--, De Armas, Bachs, Vidal, Fornés, Miguel, Tulio, Carruana, Dagoberto, J. Delgado, Tejedor, Adigio, Virgilio, Rosendo, Tejedor, Guerrero, Alba y Alben. Después se incorporaron Quintana, Tomaso, Pime, Chevo, Newton, Milán, Miriam, Lloró, Testón, Alexis, y el pintor-diseñador Toscano. Tal vez la única excepción en los primeros momentos lo fuera el kilométrico Lázaro (Fresquito Fresquet).
Otro a quien aún extrañamos en nuestras páginas: Gerardo Hernández Nordelo, (a) H. Nordelo, cuya obra quedó interrumpida al convertirse en uno de los cinco héroes cubanos.
Lamentablemente por mucho esfuerzo mental, aún naufragan en las aguas profundas de mi amnesia no pocos colegas.
Más tarde los dibujantes de EL SABLE y el DEDETE también colaboraron, así como todos los del MELAÍTO, LA PICÚA, y aficionados de otras provincias.
Lo que quiero destacar es que en esos tiempos fundacionales no ocurría lo mismo con los redactores. Los escritores del mutante PALANTE Y PALANTE optaron por no dar crédito a sus trabajos, ni siquiera el propio director Gabriel Bracho Montiel, que a veces firmaba Dominguito, otras GBM, y en no pocas ocasiones Gabito Chotiel. En los primeros once números sólo aparecían créditos para Casimiro Pestaña y Esquilo Pérez, (a) Carballido Rey quien firmaba así su “Sainete Semanal” que fuera llevado por el propio autor a “Palante en Televisión”.
Con posterioridad ese miedo escénico del debut se perdió paulatinamente dando a conocer los talentos sin maquillaje de Juan Ángel Cardi, Luís Mitjans, Évora Tamayo, Juan Manuel Betancourt, (Betán); Kuchilán, Urra, Robreño, Yáñez, Beiro, Chofre, Cano, Alberto Luberta, Garzón Céspedes, Silvano Suárez, Bruno Javier, Samuel Feijóo, Lucas Tarragó, Viñas Alfonso, Orlando Contreras, Samuel Capdevila, H.Zumbado, Paco Riera y su tío Cheto; Enrique y Héctor Núñez Rodríguez, o el gallego Xosé Neira Vilas.
También los que en sus comienzos dieron lustre a la poesía campesina y las décimas como Jesús Orta Ruíz; Samuel Feijóo, Leoncio Yánes, Chanito Isidrón, Luis Compte Cruz, Bernardo Amador Yunes, Mariscal, y cientos de colaboradores montunos, imposibles de enumerar en tan breve espacio.
Pero esos eran minoría. Como veremos más adelante; los autores incógnitos duplican la cifra.
Para no cansarlos aquí va una breve lista de aquellos que aportaron a la publicación con el antifaz del seudónimo:
Las damas primero y son siete las maravillas del mundo palantero: María Elena Llana, (Mariel),….(Daly Ge), Ada Oramas, (Eureka), Mercedes Carrillo (Pucha), Maritza Ávila (Maritza), y las indescifrables Andrea, Anaconda, y Tebas.
El casi medio centenar de feos viene después. De ellos recuerdo en este momento por orden alfabético a:
Abel Enrique Prieto (a) AEP, Juan Blas Rodríguez (a) Blasito, Jesús Orta Ruiz (a) El indio Naborí y Canta Claro, José Luis Rodríguez Alba (a) Grako, quien antes lo hacía desde su provincia como (Cabaiguán Rodríguez). Héctor Núñez Rodríguez, (a) Hachene, Leopoldo Rivero Martínez (a) Martín Proletario, Manuel Montero (a) Membrillo, Ramón Pérez (a) Mongo P., Tubal Páez; (a) Tato Páez, y Tomás Gutiérrez Alea (a) Titón. Entre los más prolíficos me faltan por descifrar algunos seudónimos como Pelly, Catón, o Pacángel…
Entre otros que se nos han oxidado en los chips del disco duro, están: Urbano Cuchufleta, Antón Pirulero, Homérito Rompebolas, Doctor Tilingo; y muchos más con seudónimos breves al estilo de los caricaturistas. O sea: Perucho, Cuco, Gregorio 10, Mardonio, Vasari, Savio, Cartaya, Tiburón, Pagés, Alex, Gioplá, Artiles, Troadio, Diógenes, Samaniego, Sócrates, Rinquincalla, Ocuje, Ataulfo, etc., etc.…
Son nombres del pasado: Sin embargo el record Guiness de los seudónimos lo tiene uno de los incorporados poco después y está aún presente, pues unió su nombre a los dos apellidos en un insuperable ISCAJIM (Israel Castellanos Jiménez).
¿Quiénes son los que nos faltan? No tarjeteamos ni recordamos los nombres de aquellos colaboradores, --hombres o mujeres-- aquí escritos con letras negritas; así que solicitamos a las personas que los puedan identificar, nos hagan llegar la información de sus verdaderas identidades.
Serán recompensados anímicamente.
Al cierre
A pocos días de finalizar el año 2011, recibimos una grata noticia: Se anuncia para el 14 de diciembre en la Peña de Matilde Salas, (Hotel Inglaterra), la presentación del libro conmemorativo de las cinco décadas de PALANTE con el título “Cincuenta, sí cuentan”, cuyas carátulas mostramos a continuación. El capítulo “Los que pasaron por aquí” (Páginas 60, 61, 62), tal vez puedan despojarnos la incógnita de tantos redactores incógnitos (valga la redundancia). Prometemos ponernos en función de ello.
CAMELLOS DEL PASADO.
Apenas quedan rastros en la provincia de La Habana y sus alrededores de aquellos armatostes con ruedas que circularon durante gran parte del periodo especial con el nombre de Metro-Bus, y nuestro pueblo con su habitual gracejo rebautizó camellos.
No se sabe si el apodo se debía a la joroba que presentaba en el centro por el ensamblaje de dos vehículos similares, o por el calor sahariano que se originaba en un M-7 a las doce del día en medio de nuestros equinocciales meses de verano.
Estos rumiantes de metal vinieron a paliar las penas de un transporte deficitario en medio del periodo especial, para sofoco nuestro y asombro del turismo. No pocos de esos visitantes rogaban por probar suerte, sin siquiera imaginar la que correrían.
No hay mal que dure un siglo, y a esos camellos les llegó la hora; no sin antes dejar su impronta en pavimentos y construcciones que resistieron mucho menos. Aún retumba en nuestros oídos aquel escalofriante monólogo de Carlos Ruiz de la Tejera, al finalizar con aquel grito de impotencia retenida: --¡Llegó el mameyo!
En marzo del 2009, asistimos a la transformación humorístico-cultural del dichoso ómnibus, al convertirse en galería de arte del semanario humorístico PALANTE, la cual quedó inaugurada en el complejo ferial de EXPO-CUBA.
Parece que un buen día el camello de marras se cansó de cargar con tantas bromas gráficas, algunas de las cuales chocaban con su propia autoestima.
Debo aclarar que mi interés en dicho ejemplar, era poder presentar allí una exposición de unos cincuenta dibujos costumbristas míos sobre el transporte urbano que había realizado en los últimos años. !Y qué mejor marco que un Metro-bus!
Lo cierto es que, de buenas a primera, el monstruo rodante se fue pitando de allí, y hace unos meses, un pajarito me contó que circulaba libremente por las calles de Las Tunas, sin caricaturas que hicieran reír, pero con un público que agradecía el gesto de tener allí un medio de transporte jamás imaginado por su tamaño y capacidad.
Contactos con el pujante movimiento de humorismo gráfico existente en esa provincia me aclararon que la noticia era falsa, por lo qué continué en mis pesquisas, y otro heraldo “bien informado” me lo situó en Camagüey, pudiendo comprobar una vez más que Cuba, es el único lugar del mundo donde lo real maravilloso se convierte en noticia a través de Radio-Bemba. Y como no dispongo de un medio tecnológico de punta como el sistema GPS, debo seguir dependiendo de la teoría del rumor.
Por suerte tanto va el cántaro a la fuente hasta que… lo llenamos de agua: De manera que una persona bien informada como Mercedes Azcano, directora del propio semanario PALANTE me aclara que donde circula el escurridizo camello es por las calles de Holguín, la Ciudad de los Parques, y que para mayor información acudiera a los archivos de JUVENTUD REBELDE, donde consta la noticia..
Éste camello que analizamos es metálico, traga gasolina, y se mueve gracias al rodamiento neumático de sus 18 ruedas. El otro, ese cuadrúpedo, medio de transporte del desierto, que consume poca agua, y puede lucir una o dos jorobas según el desierto que atraviese; aunque ustedes no lo crean, también vivió en Cuba, pero en tiempos tan lejanos como el siglo XIX y no en la capital, ni en Las Tunas, ni en Camagüey, ni en Holguín, sino en las llanuras yumurinas.
De ello me entere por medio de una novela publicada y premiada en el exterior bajo el título de “Chiquita”, cuya cubierta ofrecemos a nuestros vecinos totalmente gratis, la obra escrita por un autor cubano-americano sobre un personaje tan real y criollo como increíble. Pero, como se trata de la biografía novelada de una artista famosa, no di mucho crédito, a la referencia del camello, o al tamaño de dicha vedette, porque el criollo con su impertinente chacota acostumbra a burlarse de las personas pequeñas con el mote de “medio metro”.
Pues bien, la heroína de esta historia medía aproximadamente… ¡Un cuarto de metro!... y se exhibía como rareza de circo en espectáculos de Estados Unidos y grandes ciudades de Europa entre finales del siglo XIX y comienzos del XX: Recordemos la exhibición por aquella misma época de la Vírgen Hotentote surafricana tratada por este trabajo, o ese otro referido al payaso norteamericano “cabeza de alfiler” Zippy, ambos “frickies”.Pero siguiendo el hilo conductor de mis dudas en cuanto a la presencia física de camélidos en la provincia matancera durante la colonia; puedo aclarar que se trata de una ignorancia mía:
El diario JUVENTUD REBELDE de nuevo me saca de dudas. Con fecha 16 de diciembre de 2003 bajo el título de “Camellos en Matanzas” publicaba un trabajo calzado con la firma de Hugo García, donde se describe con lujo de detalles la presencia de esos dromedarios en la provincia para acometer tareas de acarreo en los cañaverales durante los meses de zafra.
¿En que los utilizaban durante el llamado tiempo muero? --¡Chi lo sá!-- Como diría el médico chino por entonces. Tal vez el anuncio publicado en el periódico La aurora de Matanzas en 1838, nos dé la clave para descubrir ese misterio, al aplicarse en esos casos la ley de la oferta y la demanda, tan recurrida hoy en estos tiempos de cuentapropismo.
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