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20 ago 2012

UN PAR SIN-PAR

El 9 de agosto se celebra en Galicia el Día del Emigrante; desconozco si ocurre lo mismo en el resto de España. Lo cierto es que ese día del año 2008, José López Lledín, más conocido en Cuba como “El Caballero de París” regresó al terruño multiplicado en 24 caricaturas que fueron expuestas en el museo Etnográfico de Fonsagrada, provincia de Lugo.
Era el fantasma de “La Leyenda que Camina”, como se tituló el libro que presenté cinco meses antes en la Feria Internacional del Libro de La Habana. La copia de portada aparece en el bajante de la derecha en este blog personal desde entonces; y es que, el acontecimiento celebrado a bombo y platillo con bailes típicos y pasacalles en aquel condado, inspiró precisamente la creación de este sitio. Por tanto, cumplimos en este mes exactamente cuatro años de aquel primer trabajo titulado“El regreso del Caballero”.
Si sorprendente me resultó aquella festividad, más lo fue que a mi regreso, ya la edición de la obra se había agotado en todas las librerías de La Habana, y que el 30 de diciembre de ese mismo año, a petición del Historiador de la Ciudad, el Dr. Eusebio Leal Spengler, se creara en el Centro de Salud Mental de la Habana Vieja, la galería homónima, con una muestra gemela a la expuesta en su terruño durante el verano—y más curioso aún--precisamente en el centro asistencial en que ejercía y aún lo hace, el médico de cabecera e historiador del aquel “caballero de capa  y espada” mientras estuvo ingresado en el Hospital Psiquátrico de La Habana hasta su fallecimiento a los 96 años de edad. Es decir: El Dr, Luis Calzadilla Fierro, a quien el propio López Lledín calificara como su “fiel mosquetero”.
Si fantásticas eran sus narraciones caballerescas, su propia vida estuvo llena de anécdotas y misterios, como el de llamar a la Habana “su querida Dulcinea” y negarse a abandonarla cuando sus propios familiares, dado su azaroso peregrinar, así se lo impusieron.
Las distintas versiones de la tragedia que provocó su “genial locura” al ser injustamente encarcelado. Sus amoríos, antes y después de “enfermarse” en  prisión. ¿Tuvo o no hijos? Su primer oficio en Cuba, entre otras muchas incógnitas de su azarosa vida, más su carismática locuacidad, lo convirtieron en un verdadero ícono del folclor capitalino.
Algo similar me había ocurrido con otro personaje costumbrista-urbano también de mediados del pasado siglo e íntimamente relacionado con el “caballerín del cuento”. Se trata de Manuel Pérez Rodríguez, (a) Bigote de Gato.También llegado a Cuba como él, en la ola migratoria española de comienzos del siglo XX en busca de fortuna, aunque en vez de gallego, era asturiano.
Ambos comenzaron a trabajar desde abajo en el giro gastronómico; uno terminó víctima del destino como un ambulante desquiciado, y el otro logró convertirse en un exitoso comerciante, pero sin perder esa empatía que une a los emigrantes en general, y en particular ha acuñado entre nosotros la frase: “Gallegos y asturianos, primos hermanos”.
Pero he aquí otro descubrimiento que hice en aquel viaje del 2008:
En verdad, pude visitar Galicia gracias a la “Operación Añoranza”, una iniciativa dirigida al reencuentro con familiares que se lograba a través de las distintas autonomías asturianas.  Así fue como llegué a la aldea donde nació mi padre --Grandas de Salime-- en el suroeste del Principado.
Al orientarme allí con el entonces director del Museo local conocido como Pepe el Ferreiro. Éste me indicó que sólo teníamos que cruzar el rio Navia, pues la aldea natal de Lledín--Vila Seca--estaba en la orilla opuesta; y sin embargo, a más de 80 kilómetros de donde se iba a inaugurar aquella exposición-homenaje. Es decir que Lledín tenía más metros de asturiano que de gallego, aunque la fe de bautismo dijera lo contrario.
Pero regresemos a Cuba para ocuparnos del otro sinpar protagonista de esta historia: Manuel Pérez Rodríguez, más conocido como creador y propietario   del bar “Bigote de Gato”, quien ganó merecida fama  durante las décadas del 40 y 50 del pasado siglo. El  establecimiento había cerrado sus puertas en los primeros años del proceso revolucionario y Manuel -–aún fuerte-- se jubiló como muchos otros “adultos” del Buenavista Social Club.
Es bueno recordar que dicho personaje adquirió popularidad precisamente por su enorme mostacho, su boina roja, y el Chevrolet convertible del 26 totalmente pintorreteado con caricaturas y mensajes promocionales de su famoso bar. Allí habían dejado su impronta dibujantes humorísticos como Felo, Val y Gibert discriminados en los medios masivos  por sus afinidades políticas o proletarias y pasaban las de Caín, para buscarse los frijoles. En esos momentos el “Bar Bigote de Gato” se convertía para ellos en refugio y sostén.
Pues bien, unos diez años antes de mi incursión por tierras gallegas, el entonces Presidente de la Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba, Evaristo Arrinda de la Presa—ya fallecido--me plantea el interés de crear en el local social una peña humorística, y yo propuse honrar la memoria del bigutudo octogenario, ya retirado pero que aún mantenía gran popularidad entre los habaneros.
Fue así que se creo la Peña Humorística “Bigote de Gato” a mediados de la década de los años noventa en el local social de Prado y Virtudes.
Razones ajenas a nuestra voluntad provocaron que en medio del periodo especial, tuviésemos que trasladar la Peña para la Agrupación Castropol –sociedad regional también de origen asturiano--, donde el anciano pudo lucir de nuevo su famoso mostacho pero ahora blanco en canas. Todos los meses él presidía un cumpleaños colectivo para los asociados, muchos de ellos también jubilados con pocos recursos económicos. Aclaremos que--a pesar de sus noventa años celebrados allí por todo lo alto--su vitalidad, su optimismo, y su contagiosa alegría, enriquecieron aquellas veladas hasta su defunción en el verano del 2003.
Al arribar a su centenario, el 4 de diciembre del 2010, la Oficina del Historiador de la Ciudad, decidió conmemorar la fecha convocando una exposición de caricaturas personales similar a la realizada exitosamente con el Caballero de París—su alter ego--.
En la íntima inauguración de la muestra, presidida por el Dr. Eusebio Leal Spengler, en los salones del restaurante “Santo Ángel” sito en la Plaza Vieja, y en presencia de sus familiares más cercanos, se nos anunció el restablecimiento del “Bar Bigote de Gato”, en la esquina de Teniente Rey y Aguacate a pocos metros de su ubicación original situada a medianía de cuadra, cuyas obras constructivas comenzarían de inmediato.
Para aquellos extremistas petrificados en el tiempo, puedo aclarar que durante casi cincuenta años se quiso acometer dicha tarea en el lugar exacto donde estuvo ubicada la taberna, pero resultó imposible. Así que el bar-museo estará precisamente donde debe estar: En el corazón del Casco Histórico, y en el de todos los que lo quisimos, lo ayudamos, y  honramos al carismático Manolín Pérez Rodíguez, o Mont, como a veces le gustaba firmar su segundo apellido.
Pero además, les recuerdo que tanto el bar aludido como “La Bodeguita del Medio” fueron modestos establecimientos cuyos dueños no tenían suficiente solvencia económica como para ocupar sus respectivas esquinas y sin embargo les sobraba iniciativa, voluntad e imaginación con lo que adquirieron fama y popularidad en tiempos de salvaje competitividad gastronómica. Un solo ejemplo de ello: El original “Club de los noctámbulos” creado por ese hombre del gran bigote negro, como refugio de la bohemia de la época.
Por todo este esfuerzo en el rescate de nuestra identidad debemos sentirnos agradecidos, y la satisfacción de que las nuevas generaciones puedan disfrutar la resurrección del “Bar Bigote de Gato”, con sus recuerdos, sus originales platos, el empeño de crear el mismo clima de camaradería de antaño, donde nunca faltó el chascarrillo  a flor de labios, y una ambientación agradable, rodeados ahora de caricaturas para hacerles más grata la digestión.
Nos vemos en la inauguración.

3 dic 2011

UN GESTO CABALLEROSO

El insigne escritor gallego Xosé Neira Vilas, de quien nos hemos referido anteriormente , publicó en el libro “Presencia Gallega en Cuba”, un capítulo referido al Caballero de París, personaje de nuestro folclor capitalino, que este 30 de diciembre arribaría a su 122º. aniversario.

De esa obra hemos escogido algunos párrafos que estimamos necesario darlos a conocer, independientemente de repetir algunos aspectos ya abordados por nosotros.

Según Neira Vilas:

José López Lledín fue conocido en la Habana a lo largo de más de 40 años como el Caballero de Paris.

Nació en una aldea del municipio gallego de Fonsagrada en 1899. Fue un niño soñador, escribía versos, emigro a Cuba en 1920, era timido y muy sensible, siguió estudios de comercio e inglés.

Un día comenzó a trastornarse, abandonó su trabajo en el Hotel Sevilla, se dejó crecer el pelo y la barba, vistióse con una capa de mosquetero. Entonces dijo que era el Caballero de Paris, (tambien se autonominó Conde de Montecristo Vizconde de las Américas, pero eso de “caballero" le gusto más, y los habaneros así lo llamarón de por vida.

Sobre él se publicaron cientos de artículos en la prensa habanera, decenas de entrevistas, la mayoria apócrifas. Se convierte en personaje literario, que aparece en una novela de Rolando López del Amo, una pieza teatral de José Triana, “Medea en el espejo,” en un poemario de Mirta Yáñez titulado “Memoria del Caballero de Paris”, y en otras obras. Sobre él existen canciones y estatuas: Una en el Museo de la Ciudad y otra en la acera del Convento de San Francisco de Asís, (la primera del escultor Héctor Martinez Catá, y la segunda de José Villa Soberón).

Sobre la paranoia que padecía, el psiquiatra que lo atendió en todo momento, el doctor Luis Calzadilla Fierro, presento un relatorio en un Congreso Internacional celebrado en 2006. El riguroso trabajo del especialista fue analizado en un encuentro de psiquiatras que se celebra anualmente en Trasalba, (Casa Museo de Otero Pedarayo) en Ourense.

Lledín murió el 12 de julio de 1989. Tenía 86 años. Los medios de comunicación dieron la noticia. Los habaneros lamentaron la muerte de aquel ilustre, emigrante gallego y símbolo popular de la ciudad.

El 30 de diciembre de 1898, fecha en que el Caballero de Paris cumplía 90 años, sus restos fueron trasladados desde el cementerio de Calabazar, donde fuera enterrado, a una sepultura en el cementerio de Santiago de Compostela de las Vegas, en el museo municipal santiaguero. Con su cabellera intacta, numerosas fotografías, una de sus capas y otros objetos El musicólogo Helio Orovio organizó la ceremonia.

Había mucha gente en torno a la lápida en que se gravara su nombre y el epitafio pertinente. Sonaron guitarras y laúdes, se cantaron boleros, y unos poetas repentistas improvisaron decimas guajiras.

Un tiempo después por iniciativa del Dr. Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad, los restos del personaje fueron trasladados al convento de San Francisco de Asís en el casco histórico de La Habana, y se leyó una descripción biográfica de José López Lledín y varios poemas dedicados al Caballero, que más allá de la locura, amó al pueblo del país que lo acogió.

El prestigioso dibujante cubano Francisco Blanco publicó un libro titulado “La leyenda que camina” en el que aparecen 24 caricaturas del Caballero de otros tantos artistas de la isla, además del correspondiente texto aclaratorio.

Blanco vino a Galicia en el verano de 2008, estuvo en la aldea de Vilaseca, donde nació López Lledín, e inaguró una exposición homenaje en Fonsagrada.

(Esto que acaban de leer, es una síntesis del escrito que el colega Xosé Neira Vilas publicara, y más o menos aquel viaje a que se refiere resultó ser el motor impulsor de este sitio web personal, ¡AY; VECINO! que debutó bajo el título de “El regreso del Caballero” en agosto de 2008, pero quisiéramos agregar algo mas reciente).

A mediados del mes de noviembre, durante el cumpleaños colectivo que celebra la Peña del humor “Bigote de Gato” en la Agrupación Castropol, al arribar a mis 81 abriles, recibí una grata sorpresa.

El colega Bruno Javier Machado me hizo entrega de un valiosísimo presente, el libro “Demencia y clavel. (Un gallego habanero, caballero de París)”, publicado en el 2004 por Mercie Ediciones S.A.

Si valioso era el obsequio, más aún su dedicatoria: “…Para Blanquito, ícono de humoristas. Porque contigo. publiqué por primera vez en PALANTE, un día 8 de marzo de 1979. Felicidades colega en tus perpetuos quince…”

Cierto, el joven Bruno formaba parte de una valiosa hornada de humoristas que encaminaban sus pasos en el difícil arte de hacer pensar con la sonrisa en los labios en nuestro semanario. Pero 32 años después, aquel escritor bisoño ya había tejido una larga cadena de éxitos editoriales que comenzó con la semblanza del ultramarino pueblo de “Casablanca y su oscura luz”, que tanto me recordaba aquel otro de la costa africana inmortalizado en el celuloide por los amores de Humprey Bogart y Lauren Bacall. Acababa Bruno de recibir en el 2011 el Premio “Miguel de Cervantes Saavedra, que otorga anualmente la (FSEC) Federtación de Sociedades Españolas de Cuba, entre otros méritos por la publicación de su último libro “Asturias en Cuba”.

En la otra obra, --referida al Caballero--, es una noveleta de apenas 80 páginas, que me tocaba en lo más profundo, pues entre hechos reales, y personajes imaginarios o paródicos, me remontó a la época y enclave de mis vivencias.

Pues la acción comienza en la Casa de la Prensa, y muy particularmente en su Sala del Té, con las tertulias que desarrollábamos de forma espontánea un grupo de periodistas durante los años 80 y 90 del pasado siglo.

Regularmente íbamos a “caernos a mentiras” entre sorbo y sorbo del delicioso “chácata”, (especie de granizado de té, bautizado con un ron doble o sencillo según el gusto de cada cual). Chácata es la onomatopeya del sonido producido por el instrumento metálico al raspar la superficie del hielo para formar el granizo que al ser saborizado, tanto gusta durante el caluroso verano.

Nos sentíamos orgullosos de degustar ese trago fantasma en la carta de la coctelería internacional, inventado por nosotros mismos, y propiciador de charlas amenas en tardes de canícula tropical.

En ese marco, un ejemplar del periódico Tribuna de La Habana había quedado olvidado en una de las butacas y los protagonistas de la narración: El gordo Roberto y Gonzalito, futuro camarógrafo de la televisión, leían la noticia real que daría pie a la trama:

Decía así: “…A las nueve de la mañana de ayer sábado partió de la funeraria de Santiago de las Vegas el cadáver del Caballero de París. El cortejo fúnebre se detuvo unos minutos para que un grupo de compañeros del sectorial de cultura de Boyeros le depositara un cojín de flores, que le acompañaría en su viaje definitivo…”

Más tarde intervienen y comentan la noticia otros actores cuyos nombres, sospechosa y curiosamente nos recuerdan a figuras conocidísimas del medio como: El musicólogo Nelio Oroz, el escritor costumbrista Loreño, o el historiador Eugenio Lial.

Si la vida en general del famoso hidalgo gallego-parisino, estuvo marcada por el misterio y las contradicciones. La muerte del Caballero estuvo también signada por imprevistos. De eso da cuenta la narración de Bruno Javier. Incluso me aporta datos que a mi regreso de Galicia a mediados del 2008, no pude comprobar pues el personaje real que da pie para el relato: Helio Orovio falleció precisamente días después de mi llegada a fines del 2008 y no pude entrevistarlo como tenía previsto.

La intriga se desarrolla también en tierras del noroeste español, describiendo lugares y costumbres muy cercanas al hombre que mantuvo hasta su muerte en estado virgen su afamada cabellera. Por último se describe el luctuoso peregrinar hasta su definitiva morada entre adelantados, nobles, y personalidades que descansan en los sarcófagos del Convento de San Francisco de Asís en La Habana Vieja.

En su eterno peregrinar por las calles de La Habana, el Caballero frecuentemente iba al Cementerio de Colón a poner alguna flor o charlar con sus ficticios antepasados de abolengo.

Otro aporte del libro que en lo personal me emocionó, es lo referido a la lápida que se le improvisó durante su breve morada en el cementerio de Santiago de las Vegas, donde se leía: “José María López Lledín. Caballero de París. 1889-1989. NO YACE, ANDA.”

Epitafio que se corresponde con la frase con la que él mismo se definiera durante una entrevista casi medio siglo antes, y que más tarde yo tomara para darle título a mi libro: “La Leyenda que Camina”.

¡Ultima hora!

Mensaje recibido vía correo electrónico desde Galicia:

Grazias polo traballo tan lindo do querido Blanquito. Envialle por favor esta menxaje de parte miña.

Querido Blanquito

Muy tierno, muy evocador tu artículo “Mi hermano gallego”. También yo te considero un hermano desde hace muchos años, las reuniones de la calle Manrique y de La Rampa, los reportajes que tú y yo hicimos en Pinar del Río con los desmochadores de palmiche y otros temas. Tantos compañeros que se nos fueron Mitjans, Cardi, Bracho, Wilson.

Llevo a Cuba en mi corazón de por vida, (pronto comenzaré a escribir un libro de memorias cubanas en las que aparecerá por supuesto PALANTE y toda su tribu, Cuba no es mi segunda patria sino mi patria paralela.

Ahora la siento más porque me falta Anisia, mi referencia cubana cotidiana. Mientras quiero que sepas que eres uno de mis mejores recuerdos en esa Isla tan amada.

Gracias por todo.

Un fuerte abrazo.

Pepe Neira Vilas

13 mar 2011

EL MARAÑÓN (No. 3)

PEPE GOSENDE EL BODEGUERO

ACLARACIÓN: Esta es la tercera estampa de una sección que se me ocurrió titular “EL MARAÑÓN” a partir de enero, por haberme inspirado en la letra de una simpática guarachita de cuando yo era…”Chiquitico y del mamey”…

En esta oportunidad a la tercera va la segunda, pues se trata de la continuación de la anterior titulada “Ni doy, ni fío, ni presto”, dedicada a los bodegueros de antaño, que no se parecían en nada a los de ahora. Aquellos, no tenían sentido de pertenencia, porque sencillamente… Eran propietarios.

Muchos de ellos como éste del cuento, eran simples labriegos en el terruño y venían en busca de fortuna con un único capital: El recibo de la sociedad de beneficencia y recreo--ya asturiana, gallega o de cualquier otra región—en el bolsillo… Por si acaso.

La mayoría echó raíces en esta fecunda tierra formando pareja y familia, con el abono de sus propios esfuerzos. El resultado fue ese ajiaco que patentizó Don Fernando Ortiz, y que ha pasado a la historia como un fenómeno único llamado “aplatanamiento”. Soy hijo de ese indescifrable crisol étnico-cultural y como tal me veo modestamente obligado a tratar de esclarecerlo.

La persona a que nos referimos se llama José Caneda Gosende. Nació en Angueira do Castro, aldea de Galicia, en 1934. Vino a Cuba en el transatlántico “Magallanes” que arribó al puerto de La Habana el 27 de septiembre de 1949. (Datos tomados del libro “Los gallegos de La Habana” de Ángela Oramas Camero. (Editorial José Martí, 2007).

Recién celebramos sus setenta y seis años en el cumpleaños colectivo que mensualmente brinda a sus asociados la Agrupación Castropol en la Peña del Humor “Bigote’ Gato”. Su onomástico coincidió con el 14 de febrero Día de los Enamorados, y ahí estaba él, disfrutando de lo lindo con su compañera “de siempre” Raquel Vázquez Vázquez.

El bullicio y la alegría de los asistentes mezcladas con la música de fondo no permitía la privacidad necesaria y pactamos el encuentro para otra ocasión.

Así fue. Pasemos pues al pollo del arroz con pollo sin más dilación. Nos cuenta José Gosende:

“Yo viví un tiempo en la trastienda de la bodega que era propiedad de mi padre y de mi padrino… Sumido por la añoranza durante largos años… La adaptación me resultó extremadamente difícil, tal vez por eso me casé muy joven, a los veintiún años, con una mulata… (Se trata de Raquel, la compañera citada anteriormente)… Ha sido un matrimonio sin hijos, pero somos felices. Soy nacido en Galicia, y “aplatanado” en La Habana…”

Motivado por los estereotipos de la caricatura y el humorismo le pregunto si, en aquellos tiempos tras el mostrador, usó bigote de manubrio y boina negra.

“…En realidad no me caractericé por eso. Lo que sí hice siempre fue ponerme el lápiz sobre la oreja. Pero, con el tiempo tuve dificultad en la vista y el oculista me recetó espejuelos. Más nunca pude poner allí el lápiz…”

Pepe Caneda está lleno de anécdotas y salidas ocurrentes. En la entrevista que para Granma le hiciera Iraida Calzadilla Rodríguez el 2 de abril del 2005, el le cuenta un acontecimiento que da título al trabajo: “La boleta que no apareció”.

“…Tras el mostrador oí y vi muchas cosas, no recuerdo si fue en 1953 o en 1954. El sargento político del barrio, Lezcano disparó dos tiros al aire cuando en las elecciones se fue en blanco. El hombre decía que en ese colegio hasta podían dejar de votar por él su mujer y su hija, pero que su boleta tenía que encontrarse. Estaba como una fiera. Esa bronca la presencié, pero el papel no apareció...”

Tomo la batuta de nuevo: ¿Dónde estaba situada tu bodega?

“…Eché 55 años de mi vida laboral en cien metros, en las bodegas La Fe de mi padre, ubicada en Industria y Refugio; y La Barraca en Industria y Genios. Precisamente en una de ellas ocurrió algo muy simpático… El desaparecido Enrique Núñez Rodríguez decía que en sus tiempos de periodista en el diario Siempre, iba a la bodega de la esquina, y por lo general compraba un medio de ron Peralta y un medio de salchichón… Un día hable con él y le rectifique que era un coñac Peralta, no un ron; y

un medio de mortadela, porque el salchichón valía diez centavos no cinco. Usted sabe, es que el bodeguero era yo…”

Muy buena Pepe, pero… ¿De dónde viene eso del sobrín que tanto explotó el teatro vernáculo?

“…Eso era muy común entonces. Todavía tengo frescas en la memoria los inicios, de cuando yo tenía vacío el bolsillo, no obstante venir a ocuparme de los negocios de mi padre… Una vez un paisano le escribió al tío: –Mándame dinero que estoy en la calle--. A lo que éste respondió: --Ponte en la acera, porque la calle es peligrosa--. Nunca más volvió a reclamarle ni un centavo, porque la familia de allá también estaba pobre, ¿Cómo uno iba pedirle dinero al padre o al tío?...”

Me has demostrado que efectivamente, la fama tuya de tener una gran memoria y mucha más agilidad mental, es cierta.

“…Eso no es nada: “¿Sabes quién fue el eclesiástico que separó a Carlos Tercero de la Reina? ¿No?... Pues el Padre Félix Varela, porque la Avenida que hoy se conoce como

Salvador Allende, antes se denominó como el monarca, y el paseo está dividido por Belascoaín, otrora con el nombre del presbítero. La vía continúa y seguimos llamándola Calzada de Reina, igual a la soberana…”

Todas éstas son anécdotas capitalinas. ¿A qué se debe?

“…No me gustaba estudiar, pero me compré libros y le puedo decir

que soy un contador sin título. En eso de sacar cuentas… pues nadie me tiene que enseñar nada. Del comercio me las sé todas…”

Aparte del negocio, ¿qué otras experiencias sacó del lugar?

“…En la bodega se aprenden muchas cosas. La mía era muy céntrica y de ahí muchas de estas curiosidades. Por ejemplo: ¿Sabes cuál es la esquina más caliente de La Habana?.. .¿No?...Pues Hornos esquina a Vapor… ¿Y el municipio más dulce de la capital?...10 de Octubre: ¿Sabes por qué? Porque comienza en Agua Dulce, sigue por Mangos hasta Zapote y llaga hasta Melones…”

¡Claro, hombre! Si ahí nací yo y aún vivo ahí!

“Entonces debes saber que en La Habana puedes trasladarte de Madrid hasta Pamplona en solo diez minutos…”

Eso sí que me lo sé, porque viví en Luyanó cerca del callejón de Pamplona, donde vivían los hermanos Quintela, a dos cuadras de Madrid, donde vivían los hermanos Rousseau.

“…Dispensa, Blanquito… Aquí va un versito:

Soy Reina de la Amistad,

Con un Cayo Hueso sano.

Voy con la Espada en la mano

Defendiendo la Lealtad…”

Mientras existieran calles la cosa parecía de pica y se extiende. Experto como era con los números, ¿Qué hubiera pasado si comienza su itinerario por el Vedado? De continuar allí, perdía el almuerzo, así que agradecí la entrevista y me despedí de Pepe, dejándolo con otro cuento encasquillado.

Si todos los bodegueros fueran como él: ¡Bendito sea el comercio al detalle!

ANICETO: EL HOMBRE ORQUESTA

Lo conozco desde hace una veintena de años, cuando regularmente compartimos fábulas y leyendas en la Sala de Té de la UPEC, chácata de por medio.

Su amena conversación envolvía a todos los allí presentes por la vehemencia con que abordaba los temas, y había que tener cuidado porque podía venderte gato por liebre. Y es que Rolando Aniceto, además de su enciclopédica erudición, es un gran fabulador.

Periodista, historiador, podólogo, mitómano, y hasta dotado con facultades telepáticas , pues en cierta ocasión lo demostró en público con su hijo que ya hoy es un joven veintiañero.

También cruzamos armas etílicas en el “chigre” de la Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba en la década del 90, los tiempos más angustiosos del período especial; y seguidamente se unió al proyecto que el Presidente de la FAAC Evaristo Arrinda me encomendó de crear en sus salones una peña humorística.

Así surgió el Club del Humor “Bigote de Gato” que derivó en la peña del mismo nombre en la “Agrupación Castropol" del Malecón habanero.

Esos son solo algunos proyectos de los que recuerdo, porque el tal Aniceto es un verdadero “Hombre Orquesta” con varios libros en sus costillas. Hiperactivo e Incansable, ha participado en diversos programas de radio con gran audiencia, mantiene colaboraciones periódicas con temas históricos en distintas publicaciones, atiende diariamente su consulta de podólogo en su local de la Habana Vieja, y todavía le da tiempo para proyectos tan locos como aquel programa de televisión -que nunca se materializó- en el que me involucró para crear el personaje “El Nieto de San Cristóbal” para el Canal Habana.

Durante años compartió los portales del Hotel Inglaterra con Eduardo Robreño primero y Argelio Santisteban después, para amenizar las tardes costrumbristas de la Acera del Louvre.

No pocas de sus historias han servido para enriquecer este blog personal que tanto disfruto al compartirlo con mis queridos vecinos del ciberespacio.

Uno de sus libros más interesantes es “Por primera vez” el cual también le da título a sus sabrosas crónicas de costumbres habaneras.

Después de tanto tiempo de amistad, acabo de descubrir una de sus facetas, tan inesperada que voy a tener que ir al médico para que me coloque en su lugar la mandíbula, pues fue tanto el asombro que abrí la boca a todo lo que daba, y mi quijada golpeó en el suelo tan violentamente que provocó esas consecuencias.

El título de su artículo en el suplemento turístico Cartelera, “El primer quiropedista” no me sorprendió porque el colega acostumbra a darnos a conocer en sus trabajos el primer hotel, los primeros músicos, o el primer barbero de La Habana, entre otras muchas primicias, y como su profesión es ésa; lo más lógico es que conociera sus orígenes.

No, la cosa era mucho más sensacional. Vayamos al texto:

“…Don Gabriel José, nacido en Almería un 18 de marzo, era miembro de una brigada sanitaria en su ciudad natal, y a los 25 años llegó a esta tierra para ejercer como quiropedista en la ciudad de Holguín, donde conoció a Rosario, con la que tendría sus primeros 17 hijos. …viene a la capital para recibir el flamante título de Practicante de Medicina el 14 de junio. Regresa a Oriente y comienza a ejercer en el Hospital de Santiago de Cuba…”

Pronto se aplatanó, considerándose un cubano más. Su participación durante la autopsia de José Martí en 1895 lo impresionó vivamente, y decidió regresar a La Habana, estableciendo su consultorio en la calle Compostela antiguo Núm.99, donde su anuncio decía. “Alivio de los pies, consuelo del alma”.

El cese de la dominación española lo sorprendió en su nuevo consultorio de Obrapia, antiguo 66, hoy 416, donde también atendía a los vecinos en casos de primeros auxilios. En 1820 publica su primer libro de Medicina del pie en Hispanoamérica. “Manual del Profesor Pedicuro”. Para 1905 ya era colaborador de publicaciones como “El Fígaro” y “La Habana Elegante”. Ese año se casó por segunda vez y tendría otros diez hijos. Recibió además un diploma del monarca español firmado por su Bibliotecario Mayor, el Conde de las Navas, por su contribución a la medicina en Hispanoamérica.

La Revista Española de Podología en su número de julio-agosto de 1995, reseña a Don Gabriel como pionero de la profesión en Cuba, y destaca su participación como practicante, en la autopsia del Héroe Nacional José Martí.

La revista “El Gráfico” de Conrado W. Massaguer en noviembre de 1914 dice:

“El señor Gabriel Aniceto es acaso, el primer pedicuro de La Habana. Ha descubierto muchos y variados procedimientos para curar las enfermedades de ese órgano tan delicado que le permite efectuar las más complejas operaciones sin dolor…”

Si hasta este momento usted no se ha dado cuenta cuál fue mi asombro, vaya hasta el final del artículo y lo sabrá.

En 1915 se legaliza la profesión de quiropedista, marginada hasta ese momento. Ese año, la secretaría de Sanidad y Beneficencia otorga a Don Gabriel Aniceto una medalla de oro en honor a la fecundidad. Ha tenido 27 hijos, seis de los cuales ejercerían la misma profesión.

¿Será el dinámico Rolando Aniceto hijo de alguno de ellos?

¿Será la podología una ciencia hereditaria?

¿Será que éste que yo califico hombre orquesta también toca con los pies?

6 dic 2010

EN POCAS PALABRAS.

¡DA CÓLERA LO DEL CÓLERA!

En medio de risas, y abrazos transcurrieron los últimos días. Agradezco las felicitaciones que durante ese tiempo familiares, colegas y amigos, --todos ellos mis vecinos del alma--, han tenido con motivo de arribar a mis 80 primaveras en este invierno. Aparte de las fotos en familia, aquí les muestro dos que se tomaron durante un homenaje que se nos diera al caricaturista Antonio Mariño Souto (Ñico), y a mi, en el teatro de la Casa de la Cultura de Plaza, institución cultural donde anualmente se celebran los Festivales de Jazz de La Habana.

En la tarde del día 29, --es decir un día después de mi onomástico--, convocados por el anfitrión, Héctor Arturo, subieron al escenario los consagrados humoristas Churrisco y Olber Vargas junto al mago Lázaro. El hecho de que todos los que aparezcan aquí sean canosos no fue algo intencional. Asistieron también algunos que no las peinaban sencillamente porque nada se puede peinar en una bola de billar. ¡Cosas de la edad, porque celebrábamos 75 años de edad él y yo 80!

En la primera instantánea el susodicho Héctor Arturo, quien se enorgullece de su plateada barba, nos presenta al público asistente: Yo cruzado de brazos y Ñico de piernas. En la segunda, el también periodista Jesús Hernández contempla impotente la discusión entre menda y René de la Nuez, el autor de “El Loquito” y Premio Nacional de Artes Plásticas 2008, para ver cual de los dos es más viejo. En esta ocasión yo le gane por millón y pico de canas.

Llegar hasta aquí no fue fácil:

Ver como la libretica de teléfonos va desinflándose de viejos y entrañables vecinos.

Que recordemos con nitidez el día que perdí un diente patinando en el parque, y no donde dejé la dentadura antes de salir para el teatro.

La impotencia de no poder coger algunas cosas, como esa incapturable guagua en la Esquina de Toyo a cualquier hora del día y de la noche, o la impotencia al cuadrado cuando, al entrar en ella, algún impuro te empuje gritándote ¡PURO! con el mayor desprecio.

Dicen que el bastón es la tercera pierna. Yo pienso que es un recordatorio misericordioso para humanizar a los demás, o un arma contundente contra los ya deshumanizados. Afortunadamente no lo uso por prescripción facultativa, aunque no me faltan ganas de improvisar alguna farsa callejera para poder “defenderme” de la violencia ambiental.

Hay otros aspectos de la vida para preocuparse: La dieta blanda en el plato y en el sexo.

El disco duro reblandecido en la memoria RAM del cerebro.

Y las tres parcas con C mayúsculas: Cadera, Catarro, o Cagalera, para poner solo tres ejemplos de un viaje rápido al Reparto Bocarriba.

Aún así, cada día despierto optimista con el resplandor del alba. Los dos: –el del Dios Febo, y el de la Alianza Bolivariana para las Américas--, pues todavía puedo sentarme ante la mesa de dibujo, o de Mi PC, y tratar de hacerles pasar un rato agradable a todos ustedes, aunque negros nubarrones insistan en oscurecernos el horizonte con guerras preventivas, crisis sistémicas, hambrunas tercermundistas, gorilas prefabricados, terrorismos mediáticos, calentamientos globales, o inviernos nucleares, sin contar las penurias propias, que para el caso es lo mismo. Todos ellos superables, sin contar lo que inexorablemente nos depara el destino disfrazado de sordera, reuma, prótesis extraviada, reblandecimiento cerebral, insomnio, estrés, escuatro y hasta escinco.

Sin embargo, vemos con la mayor tranquilidad, como algunos bien alimentados neófitos acuden a merendar más neocolonialismo, más neoconservadurismo, más neoliberalismo, más neofascismo, y otros neos por el estilo, en la tradicional mesita del “tea party” en el American Way of Life.

Y mientras esta gente se cae a tetazos, muy cerca de acá, en lo que Carpentier definió como “El Reino de Este Mundo”, se ha desencadenado el infierno del mundo haitiano, precisamente en el bicentenario de su liberación. Primero con el terremoto de enero de este año y casi al finalizar el mismo con un inoportuno huracán y la secuela mortal del cólera.

La medicina cubana --y nosotros espiritualmente junto a ella-- estuvimos, estamos y estaremos en la primera fila de la solidaridad combatiendo la mortífera plaga. Mientras, la indiferencia de los degustadores de la infusión derechista, estaban más interesados en las elecciones del pasado domingo 29 que en la guadaña que azota al país;

además, parece que la taza humeante de la bebida asiática produce amnesia de la buena, porque de los 164 millones de dólares de ayuda humanitaria ofrecida, sólo aparece el 10 %.

Los 90 restantes para los olvidadizos teteros resultó “¡Lo que el viento se llevó!”

Por todo ello. Espero pues que mis amables vecinos compartan conmigo la irritación, la ira, y la furia que despierta tanta desgracia. ¡DA CÓLERA LO DEL CÓLERA!

NO HAGA COMO EL AVEZTRUZ.

Casi coincidiendo con el debut de este blog, en la segunda mitad de 2008, arribaron a Cuba unos raros inmigrantes procedentes de las praderas africanas. Esos nuevos vecinos medían alrededor de dos metros y medio, 60 kilos de peso y garras de diez centímetros en cada pata. Eran los primeros ejemplares de avestruz que llegaban a Pilón, provincia Granma donde se levanta la mayor granja de reproducción y cría de estas avechuchas en nuestro país.

Cinco días después comenzó el cotejo matrimonial por lo civil y el 29 de diciembre hubo de bautizarse el primer huevo nacido en Cuba. La mejor noticia para el personal compuesto mayormente por mujeres, fue el nacimiento en 2009 de los primeros polluelos y la supervivencia de 38 de ellos, lo que demostraba la rápida adaptabilidad al ecosistema. Es decir, el equivalente al pecho materno mamífero y humano a la vez.

Esta noticia y la que le sigue la tomé de la prensa diaria para demostrar que no todo es color de rosa en este mundo nuestro.

Con fecha 17 de marzo de este año el diario Juventud Rebelde publica la llegada en horas de la madrugada al Policlínico Sur en la ciudad de Ciego de Ávila de un caso grave, http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2010-03-16/peligra-la-vida-de-un-avestruz-en-el-zoologico-de-ciego-de-avila-por-negligencia-de-los-visitantes/ y alguien del cuerpo de guardia exclamó:

--¡Caballeros!…¿Y esto qué es?

El paciente se llamaba Eduardo, procedía del Parque Zoológico Provincial, y llegó ciego debido a la capucha que lo cubría, pero por si acaso dada su peligrosidad, con cien miligramos de diazepán en sangre.

Dos días antes su bípeda pareja Sofía había fallecido. La autopsia demostró que murió al devorar una cuerda de dos metros de largo lanzada por algún visitante con ínfulas de pelotero. Su viudo presentaba ahora síntomas de inapetencia y diarreas.

El cuerpo médico devenido veterinario, sospechó de otra mala digestión y procedió a múltiples y difíciles pruebas pues debían vigilarle el sueño, adaptar los equipos y el instrumental al colosal y peligroso paciente.

Al final de la nota de prensa Eduardo se mantenía estable y bajo especial cuidado, esperando un final feliz, pero…¿Y las causas?

Según el diagnóstico de los especialistas resultó un caso grave de desidia: Primero fue la hembra y después el macho. Ambos fueron víctimas de (OVNIS), objetos lanzados por personas irresponsables (aliens), es decir Alienación de Sujetos Enajenados.

Y alerto para que la ciudadanía no adopte la cobarde posición avestrucera que aparece en esta caricatura.

EL BIGOTE MÁS FAMOSO DE LA HABANA.

Don Manuel Pérez Rodríguez, (a) Bigote ´Gato cumpliría este 4 de diciembre sus cien años de edad, si no hubiera abandonado este mundo el 12 de julio del 2003.

De él nos ocupamos ya en dos ocasiones: http://ay-vecino.blogspot.com/2009/11/un-bigote-con-cerca-de-100-anos.html

Por lo tanto ustedes deben recordar… Que a veces firmaba cambiando su segundo apellido por Mon. …Que en sus comienzos vivió en Luyanó, inspirando varias populares guarachas de la época… Que bailaba rumba como un bendito y le decían “El gallego caramelo”… Que fundó el bar homónimo con el cual quedo inmortalizado pues lo mismo inventaba un coctel afrodisíaco como un menú mitad criollo, mitad asturiano… Que promocionaba sus productos con lemas y caricaturas en el chasis de su fotingo descapotable…Que lo paseaba orgulloso en cada desfile de carnaval lleno de preciosas damitas de la época… Que fundó también el “Club de los Noctámbulos” y su en su carta los platos eran de doble sentido sólo para adultos…

Otras muchas hazañas quedaron y aún quedan en el tintero, pero… Si el año pasado nos lamentábamos de que las reparaciones en el Malecón habanero, dificultaba la realización de la celebración de sus 99 añitos; hoy podemos felicitarnos por múltiples razones.

A saber: La reanudación de las sesiones de la Peña. La celebración de su centenario con la fiesta infantil que le dedicara el Club Castropol el pasado domingo día 5. En ella se presentó el grupo de baile “Las Chunguitas” formado por las diminutas bailarinas de la sociedad, y un concurso de disfraces infantiles donde se premió a los dos varoncitos ganadores aquí representados: El viernes anterior, la Oficina del Historiador también conmemoró la fecha con los caricaturistas del patio, inaugurando la exposición “Bigote de Gato, un personaje de La Habana” donde se tomaron estas instantáneas.


A) La primera foto tomada en el Club Castropol, e impresa en blanco y negro para el periódico “Asturias en el Mundo”; muestra a un grupo de admiradores y amigos cuando homenajeamos a Bigote de Gato en su 90 cumpleaños, que se celebró con su presencia física—posando en ella con su boina roja y su barba blanca--. (B) En la segunda, los caricaturistas Reynol, Raval, Blanco padre, Blanco hijo, Castillo y Lumat, en representación de los 15 artistas que expusieron en el bar de “El portal del Santo Ángel” en la Plaza Vieja, posan ante algunas de las obras montadas. (C) Aprovechando el momento, mi hijo y yo, quisimos darle una sorpresa al Dr. Eusebio Leal haciéndole entrega de su caricatura hecha a dos manos en tiempo récord. Los sorprendidos fuimos nosotros con la reacción del público asistente.

No es por falsa modestia, sino por falta de espacio, que nos limitamos a publicar estas fotos históricas, dejando los detalles, para el sitio web (Opus Habana) de la Oficina del Historiador, que cubrió la actividad.…http://www.opushabana.cu/index.php?option=com_content&view=article&id=2607:lbigote-de-gato-un-personaje-habaneror&catid=58

Esperamos que con su lectura hayan quedado complacidos. Gracias.